KAREN ESPEJO
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Las costas de Piura y Tumbes albergan la mayor riqueza del mar peruano. De hecho, de este sector del norte proviene el 60% de los recursos hidrobiológicos que consumimos en nuestro país, según asegura Alicia Abanto, adjunta de Medio Ambiente de la Defensoría del Pueblo.
De ahí la necesidad de proteger este espacio con la creación de una Zona Reservada Mar Pacífico Tropical. Estaría conformado por Isla Foca, El Ñuro, los arrecifes de Punta Sal y el Banco de Máncora, áreas de reproducción y convivencia de especies migratorias, en extinción y otras aún desconocidas por la ciencia.
La propuesta fue presentada en marzo último por el Ministerio del Ambiente y el Servicio Nacional de Áreas Protegidas por el Estado (Sernanp), y espera ser aprobada en este gobierno.
A inicios de mayo, la Defensoría del Pueblo intervino solicitando la aprobación del presidente Ollanta Humala. Sin embargo, el proyecto aún se encuentra en evaluación por la Comisión de Coordinación Viceministerial (un paso previo al Consejo de Ministros).
Pero ¿realmente necesitamos crear esta Zona Reservada? A decir de Aldo Aguirre, representante de Sernanp en Piura, esta es la única forma de darle una ‘figura de protección de manejo sostenible’ a las costas tan importantes de Piura y Tumbes.
Lamentablemente, señala, embarcaciones de arrastre y bolicheras vienen pescando ilegalmente en este sector, hasta las cinco millas marinas. A esa distancia, recordó, las leyes peruanas solo autorizan la pesca artesanal para evitar la depredación de los recursos que consumimos a diario. Sin embargo, se requieren mayores presupuestos para implementar mecanismos de vigilancia y control.
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Un punto aparte es el potencial turístico que se puede explotar en esta zona, siempre bajo parámetros sostenibles.
Los arrecifes de Punta Sal dan hogar a una de las mayores poblaciones nacionales de caballitos de mar. El Ñuro es una zona importante de alimentación de tortugas marinas. Mientras que la Isla Foca es hábitat de lobos marinos, pingüinos de Humboldt y especies populares de pescado de consumo como la cabrilla y la cachema. Asimismo, entre julio y octubre, Máncora es el escenario ideal para el avistamiento de ballenas.
Solo una Zona Reservada garantizaría la protección, el manejo responsable y la investigación en este espacio de nuestro mar.
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¡A la cañita dile no!
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