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Venezuela: las claves para entender las crisis económica en este país

Una década de bonanza que acentuó la dependencia histórica del petróleo, sin ahorro y con un modelo de fuertes controles dio paso a una de las peores crisis de Venezuela, aspectos reconocidos parcialmente por el gobierno, que empero destaca su millonaria inversión social.

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¿Cuánto dinero trajo el boom? Entre 2004 y 2015, el país con las mayores reservas de crudo del mundo recibió unos 750.000 millones de dólares, según cifras oficiales, monto que duplica el PIB de la vecina Colombia de 2014.

El precio del petróleo venezolano tuvo un pico de 103,42 dólares por barril en 2012, año en que las importaciones totalizaron 66.000 millones de dólares, de los cuales 52.600 millones correspondieron a compras no petroleras.

Pero la cotización cayó en julio de 2014 de 98,98 dólares a 47,05 dólares al finalizar el año.

Esto causó un recorte de importaciones de 33% respecto a 2012, en medio de lo cual la escasez de alimentos, medicinas e insumos hasta entonces cíclica y focalizada empezó a extenderse.

Pero el gobierno sostiene que entre 1999 y 2014 el chavismo destinó 717.900 millones de dólares a la inversión social, casi nueve veces más que en el período 1983-1996.

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Alcancía vacía

Pese a la bonanza la más prolongada en un siglo de explotación petrolera las reservas internacionales de Venezuela se han reducido a casi a la mitad desde 2012. Actualmente están en 15.050 millones.

A la par han crecido las acreencias y el déficit fiscal. La deuda externa ascendía a 250.000 millones de dólares en abril de 2015, según la firma Ecoanalítica. Solo el año pasado, el gobierno socialista desembolsó 27.000 millones de dólares para el pago del servicio, según el presidente Nicolás Maduro.

Las deudas comerciales acumuladas ante los menores ingresos petroleros que generan 96% de las divisas rondan los 12.500 millones de dólares, lo que ha cerrado las puertas de proveedores en varios sectores, agravando el desabastecimiento.

Maduro afirma que la inflación, la escasez y demás distorsiones son fruto de una guerra económica para sacarlo del poder.

El déficit público está entre 18 y 20 puntos del PIB, generado además por la renuencia del gobierno a reducir el gasto, según consultoras privadas.

Parte del déficit se ha financiado con la emisión inorgánica de dinero para costear entre otras cosas los altos subsidios y programas sociales en los que el gobierno cimentó su popularidad, estiman analistas.

Fuertes controles

La política del fallecido presidente Hugo Chávez (1999-2013), continuada por Maduro, se apalanca en un modelo que privilegia el rol del Estado en la economía, limitando la iniciativa privada.

En 2003, el chavismo impuso un férreo control de precios y de cambios, mediante lo cual fija el margen de ganancia y monopoliza las divisas. Esto, aunado a las importaciones masivas, se volvió un obstáculo para el desarrollo de la industria, con acceso muy restringido a divisas.

Según la oposición, el gobierno ha expropiado 1.200 empresas, contando 300 de alimentos que no están operativas.

En un contexto de sequía de dólares esta situación llevó a la economía a encadenar dos años de contracción (-3,9% en 2014 y -5,7% en 2015) y una inflación de 180,9% en 2015.

Los industriales se quejan de que el control de precios no les permite cubrir los costos de producción, lo que alienta la escasez, en medio de lo cual floreció un mercado negro de bienes cuyos precios suelen fijarse a la tasa de un dólar paralelo 100 veces mayor que la cotización oficial.

Aunque está penado transar en divisas fuera del mercado oficial, y ante la falta de dólares, algunos empresarios recurren a esa opción, lo que encarece los productos.

Pese al castigo de cárcel, esos controles generan corrupción en empresas públicas de distribución de alimentos.

La oposición denuncia que la malversación de fondos durante el chavismo asciende a unos 250.000 millones de dólares.

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