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Manzanas y gusanos [OPINIÓN]

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POR VERÓNICA KLINGENBERGERPeriodista@vklingenberger

Tim Cook, el CEO de Apple, publicó ayer una carta abierta a los consumidores de la marca en la que, en una jugada marketera arriesgada, le pone el pare al FBI. Según Cook, el FBI habría exigido a la empresa crear un sistema que le permitiera desbloquear el iPhone del tirador de San Bernardino. Lo que no le cuadró a Cook es la nula garantía de que ese mismo software sirva para ingresar por la puerta falsa al iPhone de cualquier otro usuario y atentar así contra su privacidad. ¿La pregunta de fondo es: esconde el iPhone mucho más de lo que Google ya sabe?

A sus 32 años, Jacob Applebaum dice que Google puede tumbarse a cualquier país del mundo porque lo sabe todo sobre todos. En las fotos, Applebaum tiene siempre una computadora al frente y la paranoica expresión de alguien que no quiere que te acerques mucho a su pantalla. Es el hombre más peligroso del ciberespacio, según Rolling Stone, y algo de cierto debe haber cuando vive como un fugitivo en Berlín, donde trabaja como periodista publicando los documentos que destapara Edward Snowden en el 2013.

Applebaum es también el hacker detrás de Wikileaks, sitio web que publica documentos hasta hace poco confidenciales y pertenecientes a entes religiosos, corporativos y gubernamentales. Wikileaks subsiste gracias al anonimato de sus fuentes y Applebaum protege ese anonimato a través de Tor Project, un software gratuito creado en el 2002 por el Laboratorio de Investigación Naval de EEUU que permite a sus usuarios comunicarse anónimamente en internet. Tor permitió protestar a miles de chinos durante los Juegos Olímpicos sin que el gobierno los identificara y ha recibido donaciones de Google, las Naciones Unidas y el ejército de EEUU, quien lo utiliza como irremplazable herramienta en sus trabajos de inteligencia. Bueno, al menos eso hacía hasta que Wikileaks publicó 91,000 reportes de inteligencia sobre la guerra de Afganistán.

Rolling Stone dice también que Applebaum es la versión bizarra de Mark Zuckerberg. Si la ambición de Facebook es que todos estemos conectados en un mundo con los brazos abiertos, Applebaum ha luchado toda su vida por defender el anonimato y la privacidad del individuo en un mundo donde 60 gobiernos le han negado a sus ciudadanos el uso libre de internet. Y esa no es la única valla que empieza a cercar la web.

Son muchos los gobiernos autoritarios que monitorean el tráfico y prohíben el acceso a muchos sitios web. Ahí está China, pero también Irán, Cuba, Arabia Saudita y Vietnam. Pero hay otros ‘países’ que habitamos diariamente como Facebook y su propio correo electrónico, o Google y su constantemente renovado kit de servicios web, o Apple y su asombrosa juguetería para adultos con nueva sección de dulces: los apps. Ya no habrá que buscar nada ni digitar la dirección de cualquier página web, solo descargaremos en tablets, laptops o dispositivos móviles todo lo que queramos. ‘La web ha muerto’ escribió a propósito, con apurado dramatismo, la revista Wired en una de sus portadas.

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Nunca me ha gustado alertarme por estas cosas. La web está cambiando las reglas del juego y confío en que todo será para bien y que poco a poco irá encontrando sus propios mecanismos legales que protejan tanto al usuario como a los artistas o creadores de contenidos. Pero si algo preocupa es no tener idea de a quién le estamos regalando nuestra identidad mientras todo termina de regularse. Google sabe cada búsqueda que hemos realizado y Facebook podría escribir un certero perfil de cada uno de nosotros.

BE THE TROUBLE YOU WANT TO SEE IN THE WORLD’ (SÉ EL PROBLEMA QUE QUIERES VER EN EL MUNDO) era la inscripción que llevaba el polo de Applebaum el día que lo detuvieron. Luego de interrogarlo durante tres horas sin lograr obtener una declaración suya, el hacker fue liberado ante la impotencia de los agentes federales. El tipo puede parecernos un personaje paranoico de alguna novela futurista. Pero en este mismo momento debe estar enseñándole a alguien, por decir, en Birmania, a descargar un programa que le salvará el pescuezo y le garantizará cierto tipo de libertad gracias a la privacidad. ¿Y qué hay de la nuestra?

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