Por Karen Espejo
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En unos minutos, Nancy Inga y Ruth Chávez (o Benjamín, como prefiere que lo llamen) se unirán en ‘matrimonio’, en el Parque del Amor, en el malecón de Miraflores. Paradas en el estrado, acaban de cruzar una mirada larga, cómplice, nerviosa. Ha llegado la hora.
‘Nancy y Ruth, ¿aceptan y proclaman su amor y el compromiso que se tienen la una con la otra?’, pregunta la maestra de ceremonias. ‘Sí, acepto’, dice cada una, e intercambian los anillos que simbolizan su unión.
‘Ahora pueden besarse, porque es su derecho y porque el amor no discrimina’, se oye decir, desde el altoparlante. Entonces se besan, todavía nerviosas, y el parque estalla en gritos y aplausos. Sus hermanos y amigos los miran desde algún rincón.
Como ellas, otras nueve parejas se unieron ayer en una boda simbólica, organizada por la Red Peruana de Trans, Lesbianas, Gays y Bisexuales (TLGB) por el Día de San Valentín.
‘Este acto se realiza, porque a pesar de que el amor no discrimina, el Estado y la Constitución sí lo hacen. Porque ninguna norma peruana brinda el reconocimiento legal, ni protege los derechos de las parejas con una orientación sexual o identidad de género diferente a la heterosexual’, explica Lorena Valencia, encargada de la Comisión de Parejas de la Red LGTB.
Nancy y Ruth están en pareja desde hace tres años. Viven juntas en San Martín de Porres, trabajaban en una empresa de transporte público -una es chofer, la otra cobradora- y comparten todos los pagos, incluidos los gastos del colegio y alimentación de los tres menores hijos de la primera de ellas.
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Han estado juntas, como quien dice, en la salud y en la enfermedad, en la pobreza y en la riqueza. ‘Si algo le pasara a ella, mi familia sabe que todo lo mío es de ella y lo de ella es mío. Saben que esto no es un juego, y lo respetarían, pero igual, no hay ley que nos respalde. Nosotras, como cualquier pareja, tenemos derechos. Uno no se casa porque sea hombre o mujer, sino porque hay un sentimiento’, explica Nancy.
Ambas saben que esta ceremonia no tuvo validez legal, pero lo asumieron con la misma seriedad que cualquier otra boda. Tuvieron padrinos y madrinas de matrimonio, una pedida de mano formal, una torta de cinco pisos en forma de corazón, e incluso una recepción con más de 200 invitados en un local de la Av. Canta Callao.
Ahora solo sueñan con que llegue el día de repetir esta ceremonia, pero amparadas en las leyes peruanas.
Opinión
¿En cuánto tiempo se aprobará el matrimonio igualitario en Perú? Lorena Valencia Responsable de la Comisión de Parejas de la Red Peruana TLGB.
Si soy bastante optimista, diría que en unos cinco años. En esta campaña electoral, Verónika Mendoza (Frente Amplio) es la única candidata presidencial que apoya al 100% el matrimonio igualitario. Hay intenciones de hacerlo, pero mucho depende de otros factores y, lamentablemente, vivimos aún en una sociedad demasiado conservadora. Con iniciativas como la de ‘El amor no discrimina’, de la Red TLGB (que se iniciaron en el año 2003 con el ‘Besatón’, bodas simbólicas, entre otros eventos por el Día de San Valentín), buscamos generar conciencia sobre esta situación.
El matrimonio igualitario es importante para hacer valer nuestros derechos. Hay parejas que conviven por años, crían hijos, se forjan un futuro juntas y, sin embargo, no tienen derecho a bienes mancomunados, ni a inscribir a su pareja en un seguro social, ni mucho menos a acompañarla en el área de emergencias de algún hospital. En este último caso, siempre llaman a un familiar cercano, y ante la ley, tu pareja no lo es. Pero hay un motivo mucho mayor: todos somos ciudadanos y tenemos los mismos derechos. No necesitamos de una ley especial, sino de la reivindicación de nuestros derechos.