Los yihadistas del grupo Estado Islámico (EI) dinamitaron uno de los más famosos templos de la ciudad siria de Palmira, acción calificada de “crimen de guerra” por la Unesco y de acto “bárbaro” por Naciones Unidas.
PUBLICIDAD
El templo de Baalshamin, cuya construcción se inició en el año 17 antes de ser embellecido en el año 130 por el emperador romano Adriano, era el santuario más importante del sitio arqueológico de Palmira tras el de Bel, según el Museo del Louvre de París.
Su destrucción, anunciada el domingo, tiene lugar menos de una semana después de la decapitación a manos de los yihadistas del exdirector de Antigüedades de la ciudad, Jaled al Asad, una referencia mundial sobre este lugar único. La comunidad internacional condenó la muerte “brutal” de este hombre de 82 años.
El secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, dijo el lunes que estaba horrorizado por los ataques “bárbaros” del EI y subrayó su indignación por la muerte de Asad.
“Estos ataques de terror bárbaros se suman a una larga lista de crímenes cometidos desde hace cuatro años en Siria contra sus habitantes y su patrimonio”, dijo Ban en un comunicado.
La directora general de la Unesco, Irina Bokova, consideró la destrucción del templo como “un nuevo crimen de guerra y una pérdida considerable para el pueblo sirio y la humanidad”.
El secretario general de la ONU exhortó a los países de todo el mundo “a unirse y actuar rápidamente para poner fin a estos actos terroristas”.
Más de 300 emplazamientos históricos sirios han sido dañados, destruidos o saqueados durante el conflicto, que empezó hace más de cuatro años, según la ONU.