Thibault tiene 6 años. Apenas sabe leer y escribir, pero ya es un profesional de la programación.
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“Aquí están los códigos, con movimientos, tú puedes crear historias. Y esto es para poner la salida”, cuenta el menor.
Desde enero, Thibault acude cada lunes a este taller de iniciación a la programación informática. En su escuela se imparte después de clase, entre las actividades extraescolares. Con su animador, en apenas una decena de horas, estos alumnos de primaria han fabricado su propio juego: un rompe bloques.
“Todos hemos jugado al rompe bloques, para poder construirlo y luego decir a sus padres: ‘papá, mamá, esto es lo que he hecho en el taller, puedo hacer lo que sea, puedo jugar o cualquier otra cosa, he creado mi juego, es el mío’. Y los padres se dicen: ‘oh, sí, mi hijo ha evolucionado’”, señala Yazid, animador en Issy-les-Moulineaux.
Para formar a sus animadores, la localidad ha recurrido a expertos como Anne Laure. Trabaja para una empresa especalizada en pedagogía informática. El objetivo de estos talleres: actuar de forma que los niños no sean usuarios pasivos de las herramientas digitales.
“No queremos crear genios informáticos o futuros programadores o desarrolladores. Buscamos iniciarlos en la informática y la lógica. A largo plazo, querríamos realmente que pasen del estatus de consumidor a más bien el de creador, que conoce el código”, afirma Anne-Laure Depré, responsable de projecto en Tralalère.
Por el momento, Issy-les-Moulineaux es aún una localidad pionera. El Gobierno ha lanzado una gran consulta sobre la informática en la escuela y desearía introducir la programación informática a partir de 2016… pero aún no se ha hecho nada. Mientras, en Reino Unido, la programación ya es obligatoria a partir de los cinco años desde que comenzó este curso.