El argentino Maximiliano Guerra quería ser futbolista, pero la vida le deparaba otro destino. De los 5 a los 13 años jugó en el River Plate, hasta que vio a su hermana en un ensayo de jazz. ‘Ahí ya dije no sé si quiero seguir con el fútbol porque me va a sacar tiempo de la danza. Entonces a partir de les trece años me dediqué solamente a la danza, cuenta Guerra, director del Ballet del Teatro Colón en Buenos Aires
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Hoy a sus 47 años es el nuevo director del Ballet de Colón y dice tener claros objetivos. ‘Objetivos si tengo, tengo … volver a ver a ver a los bailarines felices arriba del escenario, haciendo lo que más les gusta y entregando su alma como corresponde. Tengo objetivos de grandes coreógrafos que vengan a trabajar con nosotros, que siempre digo yo no hago promesas pero si me planteo metas’, dice Guerra.
Guerra integró el Ballet Estable del Colón en 1985 y posteriormente trabajó en Ballets de Los Angeles, Londres y Berlín.
Asegura que en el ballet latinoamericano antes predominaba la escuela y fortaleza de los argentinos, pero hoy lamenta que prevalezca la escuela brasileña. Su propósito es que Argentina gane de nuevo esa posición, no por competencia como en el fútbol, sino porque asegura en el país hay un gran talento.