JOSÉ BARRETO
PUBLICIDAD
Veinte historias. Veinte vidas. Veinte voces. “Hey, soy gay” (Planeta, 2015), de las periodistas y hermanas María Luisa y Patricia del Río, reúne valientes y necesarios testimonios sobre lo que es ser gay en el Perú.
Susel Paredes, Beto Ortiz, Pachi Valle Riestra, Bibiana Melzi, Mauricio Fernandini, Augusto Baertl, Helmut Kessel, Juan Francisco Melgar, Amanda Meza, Esther Vargas, Marianella Castro, Marxy Condori, Luis Miranda, la propia María Luisa del Río, entre otros, nos cuentan en primera persona lo que ha significado en sus vidas tener una opción sexual distinta a la de la mayoría. Publimetro conversó con María Luisa, quien siente que el mayor valor de este libro es generar más debates sobre la homosexualidad en nuestro ‘católico, cucufato y penitente’ país.
¿Con qué visión nació este libro? Creo que el rechazo se basa en el desconocimiento. Este libro nació justamente para que la gente conociera cómo los homosexuales socializamos con nuestro entorno, cómo salimos adelante y somos exitosos. Las historias son positivas y, lo más importante, no recurrimos al morbo ni al drama. El libro es amable y no tiene nada de ofensivo. La lucha por nuestros derechos se tiene que hacer con cariño, no con resentimiento ni con odio.
PUBLICIDAD
Son veinte testimonios de vida en total… Muy ricos y aleccionadores, por cierto. Para quienes aún no lo han leído, quítense de la cabeza la idea de que son testimonios de la vida sexual de los entrevistados. El tema central de todo esto es dejar en claro que no importa qué hace cada quien en la cama mientras seamos personas de bien y productivas para la sociedad. La gente debe dejar de vernos como bichos raros. Somos personas como todos.
¿Tuviste muchas dificultades para conseguir los testimonios? Diez personas no quisieron participar. De ellas, la mayoría superaba los cincuenta años. Su negativa iba más por el lado de haber sufrido una discriminación más brutal. Además, de los veinte que quedaron, muchos nos pidieron retirar algunas cosas de las versiones finales de sus entrevistas, simplemente por el hecho de no querer hacerle daño a sus familiares…
¿Se puede hablar de un rechazo más marcado hacia los homosexuales hombres que hacia las mujeres? Totalmente. Vivimos en una sociedad tan machista, que ver a dos mujeres besándose resulta hasta gracioso y tierno. Sin embargo, se siente asco si dos hombres hacen lo mismo y eso es injusto. Al chico homosexual lo van a golpear, lo llevan a tener relaciones con prostitutas.
¿Cuál de todas estas historias te ha resultado más aleccionadora? Sin duda la de Marco Pérez. Él nació mujer, pero siempre se sintió hombre. Fue una lucha muy grande para que su familia lo aceptara y al final se dio. Marco nos enseña que la lucha contra la discriminación comienza por casa y que no hay nada peor que tu propia familia te dé la espalda.
Hoy se debate la unión civil en la Comisión de Justicia del Congreso, ¿qué podemos esperar? Introducir la unión civil en nuestra legislación no se logrará en este gobierno. La voluntad política es nula. Pero al menos estamos obligando a que haya una discusión. Eso es un gran paso porque el tema deja de ser tabú. El ideal incluso sería poder adoptar niños, ¿por qué no podríamos hacerlo?
¿Cómo introducir a los niños en el entendimiento de este tema? Para que en los colegios se discuta esto, los gays primero tendríamos que ser reconocidos por el Estado, porque actualmente no existimos. Ollanta no se manifiesta y Nadine dice que somos un ‘tema espinoso’. ¿A qué se refiere con eso? ¿A que somos peligrosos? Los niños al fin y al cabo no tienen prejuicios. Son abiertos. Si ellos ven amor, no necesitan explicaciones.
¿Qué nos aleja de la realidad chilena o de otros países de la región donde ya se ha aprobado la unión civil? Los chilenos son bastante prácticos. Ellos son conscientes de que la gente se casa por estabilidad emocional. Porque quiere tener a alguien con quién compartir su vida, entre otras cosas, legalmente, porque necesita a alguien a quien recurrir en temas de herencias, seguros. ¿Por qué los congresistas tendrían que negarnos esos derechos por el solo hecho de tener una opción sexual distinta? Además, los argumentos que usan no son compatibles con su labor legislativa. Ellos no tienen derecho de hablar de lo que les parece o no natural ni de lo que les parece que manda Dios. Eso es una burla total a todos los ciudadanos.
¿Consideras que el factor religioso es una traba para conseguir sus derechos? Las religiones no son una traba en sí mismas, sino cómo son entendidas. En el Perú, la religión es entendida casi como la negación del placer, como si tuviéramos que pedir perdón hasta por lo que nos hace felices. Lo preocupante es la inmersión descarada de la religión en la administración del Estado.
¿Qué posición sientes que tienen los homosexuales hoy en día en el Perú? De invisibilidad. Somos un 10% de la población que el Estado no ha querido medir. En el último censo se dio la directiva de que, si se veían parejas homosexuales, se las considere como ‘parientes’. Hemos sido víctimas de una discriminación oficial.