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Envenenan los cuernos de los rinocerontes para evitar su caza

Horror, tristeza y rabia cuando el director general del hotel Askari, Graham Shipway, se topa con otro rinoceronte víctima de la caza furtiva. Es el segundo abatido en tres semanas en esta reserva a las afueras de Johannesburgo.

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Los cazadores furtivos apuntan a los rinocerontes por sus cuernos, que pueden aportarles más de 60.000 dólares en el mercado clandestino en Asia. Con el cuerno, se hace polvo para la medicina tradicional china, mientras que los ojos y la cola se utilizan en brujería.

“Es una rinoceronte hembra, embarazada, de 23 años. El sábado pasado, fue cazada furtivamente. Aquí puede ver el agujero del cuerno. Va de la cabeza a los pies, lo que significa que es una bala de alto calibre. Le cercenaron el cuerno, como puede ver aquí. Le sacaron los ojos, como puede ver. Y le cortaron la cola. Todo por dos kilos de cuerno”, señala Shipway.

La caza furtiva de rinocerontes en Sudáfrica batió un nuevo récord en 2014, con 1.215 animales abatidos.

Por el momento, se ha contratado a guardias de seguridad armados para patrullar las reservas, pero ese es un trabajo extremadamente peligroso.

Ahora se practica una nueva táctica para defender a estos animales: envenenar sus cuernos para perjudicar a aquellos que los consumen.

Primero, se le inyecta anestesia al rinoceronte, para que quede paralizado pero consciente. Entonces, se perfora el cuerno del rinoceronte, antes de inyectarle un veneno teñido de rojo. Envenenar el cuerno toma menos de media hora.

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La sustancia es segura para los rinocerontes, pero puede ser dañina para los humanos que la ingieran. Los síntomas incluyen náuseas, vómitos, diarrea, daños neuronales o incluso la muerte, en casos extremos.

“Este es material de cuerno natural aún sin tratar. Y así es como queda el cuerno una vez ha sido tratado. Si compras un cuerno y es de un color de este tipo, obviamente sabes que ha sido alterado y que no es seguro para el consumo humano. Así que, 60.000 dólares por kilo contra cero”, señala la conservacionista Lorinda Hern.

Una vez completado el procedimiento, el animal se despierta adormilado, pero sin daños, con un cuerno rojo de manera temporal. El color se va solo.

“Es un poco doloroso, pero estoy contento porque sé que es potencialmente muy, muy seguro”, señala Graham Shipway, director general del hotel Askari.

El ejército sudafricano ha empezado a acudir en refuerzo de los guardas forestales y está desplazando a los paquidermos a países vecinos. La esperanza es impedir la caza furtiva eliminando el valor de los cuernos para salvar cientos de vidas de rinocerontes cada año.

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