Ángela Delgado es una arequipeña radicada en lima. Ella estuvo de paseo ayer en el Cusco. Ayer 30 de diciembre decidió ir con su novio a comer algo por la Plaza de Aguas Calientes cuando se dieron cuenta que había unos turistas con un perrito temblando.
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“Nos llamó mucho la atención ya que había bastante gente, lugareños y turistas (mexicanos, colombianos y argentinos). Cuando pregunté, me dijeron que los serenos habían envenenado al perrito”, relata Ángela.
Un chico argentino sostenía muy afectado al perrito, mientras que una turista colombiana y otra argentina trataban de ponerle aceite en el hocico para que el animal vomite.
“Pasó un sereno y al ver tanta gente nos preguntó por qué intentábamos salvar al perro. Le dijimos que era un ser vivo, pero él solo respondió de pésima manera y muy prepotente, y se fue”, indica Delgado.
Un señor se acercó al ver la escena y les contó que también había perdido a su perro por culpa de la Municipalidad y tampoco pudo hacer nada. Luego, llegó una niña contando que habían más perritos muertos por el mismo motivo.
Esto indignó más a los presentes. Pese a los varios intentos el perrito falleció. “Entonces nos fuimos corriendo de cólera a la Municipalidad para exigirles una explicación. Pero los serenos no nos dieron respuesta alguna”, señala Ángela.
Y añade: “La escena era desgarradora. Todos los turistas en la plaza exigiéndoles en lagrimas por los pobres animales y ellos solo decían que no podían hacer nada y que hablemos con la policía”.