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Greenpeace denuncia la exportación ilegal de madera a Europa

En las noches de la Amazonia brasileña, árboles talados clandestinamente son cargados en camiones para ser transportados hacia aserraderos que luego tratan y exportan la madera como si fuese legal a Francia, Bélgica, Suecia y Holanda, denuncia Greenpeace.

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Estos cuatro países europeos tuvieron entre enero y agosto de este año una relación comercial directa con tres de estos aserraderos, señaló una investigación de Greenpeace en Santarem, al norte del estado amazónico de Pará, dijo una portavoz de la ONG a la AFP.

Los aserraderos fueron identificados por la ONG como Rainbow Trading Importaçao e Exportaçao LTDA, Comercial de Madeiras Odani LTDA y Sabugy Madeira LTDA.

“Rainbow Trading exporta hacia Francia y Odani está subcontratada por Rainbow”, subrayó la portavoz de Greenpeace Marina Lacorte.

Santarem concentra el principal polo de la industria maderera de Pará, el estado que produce y exporta más madera de Amazonia, precisó Greenpeace en un comunicado enviado a la AFP.

En un sobrevuelo de la zona realizado el martes en el avión de Greenpeace, se ven “varios claros y rutas abiertas en la selva”, relató un reportero de AFP/TV.

“Son pequeñas zonas que toman tiempo en aparecer y las imágenes satelitales no las detectan”, precisó Lacorte.

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Greenpeace pudo establecer “los lazos de una cadena de explotación sucia que destruye las zonas alejadas de la selva y está ligada a la violencia contra las comunidades locales”, dijo.

La investigación de Greenpeace que escondió aparatos de GPS bajo los camiones que transportan madera para vigilar su trayecto reveló asimismo “que los documentos oficiales no son ni siquiera capaces de garantizar el origen legal de la madera”.

El ministerio de Medio Ambiente transfirió en 2006 la responsabilidad de la explotación forestal a los estados, que cierran los ojos o incluso alientan la actividad, estimó Lacorte.

Según datos del instituto brasileño Imazon, entre agosto de 2011 y julio de 2012, 78% de las zonas de actividad forestal en Pará no tenían autorización para talar madera.

La madera de “ipé”, muy codiciada en Europa sobre todo para los decks de piscina, puede alcanzar los 3.200 dólares el metro cuadrado.

Greenpeace llamó al gobierno brasileño a revisar todas las autorizaciones entregadas desde 2006 a las madereras y a retomar el control de esta actividad.

“Al mantener sus puertas abiertas a la madera ilegal, el mercado se torna cómplice de la destrucción en Amazonia”, estimó la ONG.

Greenpeace lanzó en mayo la campaña “Crisis silenciosa en Amazonia” y denunció que de 20% a 40% de la madera importada a Europa es de origen ilegal.

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