El candidato del PPC no es nuevo en la gestión pública. Fue alcalde de Villa El Salvador por dos periodos consecutivos (2003-2010) y ahora desea llevar esa experiencia al total de la ciudad. Para frenar la inseguridad, propone darle más funciones al serenazgo y poner énfasis en la cultura y el deporte para alejar a la juventud de la delincuencia.
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*¿Qué diferenciará su gestión de la de sus contrincantes en estas elecciones? * Yo creo que la diferencia sustantiva es la manera en que abordamos los dos grandes temas de Lima: la inseguridad ciudadana y el transporte. Es cierto que los mayores indicadores de la inseguridad son los asaltos, los atracos, el sicariato y las extorsiones. Sin embargo, para nosotros la inseguridad también incluye a la violencia familiar, los accidentes de tránsito y el acceso a la salud. Nadie más toma eso en cuenta.
¿Qué propuestas tiene al respecto? Nuestro plan de gobierno incluye tres ejes centrales: la reforma del Estado para el servicio del ciudadano; la inclusión social con dignidad, y el cambio climático. La inseguridad ciudadana se ubica en el segundo eje. En ese sentido, a mí me parece equivocado intentar reducir el problema solo con más serenos y más cámaras de vigilancia. Esa no es la salvación.
¿Acaso no es necesario? Claro que lo es. Pero no es suficiente. Si hace falta poner 4.000 cámaras se hará. Obviamente no de porrazo, pero hay que hacerlo. Otros dicen 5.000, otros 7.000. No importa, se pondrán todas las necesarias. Y claro, pondremos más serenos. Pero el tema es ¿qué función se da al sereno?
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¿Las funciones que tiene hoy no son adecuadas? ¿Es una especie de competencia del Policía? ¿Debe perseguir a los delincuentes? Para nosotros esa no es la labor. Investigar, perseguir o sentenciar no le compete a la Municipalidad, sino a la Fiscalía, al Poder Judicial o al Ministerio de Justicia. Además, lo que nosotros llamamos ‘prevención’, no recibe la debida importancia de los demás candidatos.
¿A qué cree que se debe? Quizá sea porque los resultados no son inmediatos y no generan aplausos. Estamos acostumbrados a eso. Nos interesa ser efectistas antes que ir al fondo de las cosas.No importa si otros van a cosechar esos aplausos en el futuro. Nuestro objetivo es devolverle la tranquilidad al vecino dentro y fuera de su casa. En el entorno, en el parque, en la calle, en donde esté, debe ser un espacio de tranquilidad.
¿Qué nuevas funciones propone para el serenazgo? Por un lado, que cumpla como un apoyo a la Policía. Pero también debe tener una labor de vigilancia social. Los serenos de hoy se dividen en dos tipos: o los ves muy relajados y no se sabe para que están allí o tratan de ser policías o militares. Si les preguntas dónde queda una calle, qué línea de bus puedes tomar o lugares históricos del distrito, no saben responderte. Si hay una persona que ha sufrido un percance, no están en capacidad de brindarle auxilio. Los serenos deben tener esas capacidades. Mi obligación es formarlos. Que sepan algo de primeros auxilios, que sepan algo de historia de Lima. Que sean una de las caras de la ciudad.
¿Qué otras propuestas tiene para lograr la tranquilidad de la que habla? Recuperaremos los espacios públicos, como los parques. Si hace falta, construir buenas veredas, bancas y jardines, iluminarlos adecuadamente para que en las noches no sean capturados por la delincuencia, drogadicción o la prostitución. Y, los fines de semana, darles actividad. Actividades lúdicas para jóvenes, para adultos, hacer ferias gastronómicas… Todo un paquete de medidas que haga que la gente se vuelque a las calles. Para eso está la ciudad.
Esto forma parte de la prevención. ¿Qué otras medidas tomará en ese tema? Hacer un trabajo social con los chicos que por distintas razones, y no precisamente por el destino, han caído en las drogas y las pandillas. Ellos nos han hecho la vida imposible durante mucho tiempo en el barrio. Crearemos los clubes juveniles, donde tendremos un equipo de profesionales, psicólogos y trabajadores sociales para brindarles orientación psicológica y social.
¿Está hablando de niños de qué edad? Lamentablemente, hay niños de 7 y 8 años que ya están en la calle. Como a veces el papá y la mamá no están, entonces el único espacio donde están bien es en la calle porque se encuentran con otros chicos que los protegen y les dan reconocimiento. Los estimulan a través del crimen. Elevan su autoestima, pero para mal.
Usted tiene experiencia con programas sociales como alcalde de Villa El Salvador. Claro. Gracias a nuestro trabajo con grupos culturales hemos logrado recuperar a estos niños y jóvenes. La juventud necesita un espacio. Necesita que el Estado les ofrezca posibilidades de desarrollo. Estoy convencido de que si en Villa El Salvador no hubiéramos tenido la Escuela Municipal del Deporte, hoy en día no tendríamos campeones mundiales en ajedrez como los hermanitos Cori. Ellos son de VES. Los conocí cuando tenían 6 y 7 años. Llegaron de casualidad a la municipalidad. Encontraron el área de ajedrez y a los dos meses estaban participando en el primer campeonato que organizó la UNI. A partir de allí, se formaron en esa escuela. Nadie daba un solo cobre por estos chicos. En un año lograron un campeonato nacional, luego vinieron los campeonatos internacionales y ahora hay empresas que los auspician y han decidido hacer carrera en esto.
Podría decirse que es un caso aislado. Eso no significa que aplicar esto a mayor escala repercuta en la inseguridad ciudadana. Hay muchos otros ejemplos, como David ‘La Pantera’ Zegarra, que se formó en la escuela del deporte y es campeón sudamericano de box. O Paul Sobrado, campeón panamericano de lucha grecorromana y lucha libre, que ya no sé ni cuántas medallas tiene. Y hoy está sirviendo a su comunidad. Ha formado su propio gimnasio y está trabajando con niños de su barrio, como una forma de luchar contra la inseguridad. No persiguiendo, sino dando espacios a estos chicos. Son experiencias exitosas que hay que replicar.
¿Y qué propone en cuanto al transporte? El diseño de la reforma del transporte ya existe. Mis actuales contendores hablan como si fueran a inventar cosas nuevas pero el plan fue realizado el año 2004 por la Cooperación Japonesa, que planteó todo el sistema de transporte sobre la base de seis líneas de Metro. Pero necesitamos medidas más urgentes.
¿Qué medidas tomará? En 90 días mejoraremos la señalización de tránsito de al menos la mitad de los 25 puntos negros de Lima, donde todos los días ocurre un accidente de tránsito. Esto ocurre por mala señalización y mala infraestructura vial, que no se refiere solamente a que esté en malas condiciones, sino que no ha sido diseñado adecuadamente. Además hay semáforos que no funcionan bien o generan confusiones.
Y además de la reforma, ¿tiene proyectos propios a gran escala? Proponemos teleféricos en los distritos populares, donde la gente vive en los cerros. Un punto sería en San Juan de Lurigancho, adonde ya llega el Tren Eléctrico. La gente tiene que tomar mototaxi o combi hasta la estación. Nosotros ya tenemos el estudio de factibilidad. La idea no es usar el teleférico como un atractivo turístico, sino como un medio de transporte. Así, desde los diferentes asentamientos humanos en las laderas de los cerros, se podrá llegar a una estación de tren. De esta manera integraremos el sistema de transporte y lo acercaremos a todas las personas.
¿Podrá lograrlo en 4 años y con los recursos de la MML? No haremos todos, pero tranquilamente haremos cuatro o cinco líneas de teleféricos que permitan mostrar la factibilidad de este medio. En La Paz existen seis líneas de teleférico hacia El Alto. Con el transporte terrestre, ese tramo se hace en 45 minutos. Con el telférico, se hace en apenas ocho minutos.