Por Verónica Klingenberger
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Existe un emoticón para todo. Ahí está Emojitracker para ratificar esa verdad. Este contador calcula en tiempo real el uso de emoticones o emojis en Twitter. Como dice mi socio, gana ‘el romance’ (corazones, lágrimas, besos volados), seguido muy de cerca por uno de esos símbolos que denotan un OK muy chic (pulgar e indice unidos y los otros tres dedos para arriba) pero que también pueden dar por terminado cualquier intercambio interpersonal (queda bien para responder expresiones tan distintas como ‘ahí te veo’ o’¿salgo bien en la foto?’).
Ahí están, sumando cientos, miles, millones de frases decoradas por esos pequeños demonios que poco a poco van devorando, sin que lo notemos, las pocas ganas de escribir que nos quedan. Dicen que solo en Twitter se usan entre 250 y 350 emoticones… por segundo.
Yo quiero a los emoticones, no vaya a pensarse lo contrario. Después de mi siempre útil ‘jajaja’, resultan ser la salida perfecta para casi cualquier intercambio de palabras digital. Siempre hay alguno que puede rescatarnos cuando no sabemos qué diablos responder, como el pulgar arriba o las dos manos aplaudiendo.
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Los emoticones suelen ser amables y divertidos, y quizás por eso han dejado de pertenecer a los adolescentes para convertirse en amigables comodines de la comunicación adulta. El término ha sido agregado al Oxford English Dictionary y a la RAE (Real Academia Española), donde lo describen como un ‘símbolo gráfico que se utiliza en las comunicaciones a través del correo electrónico y sirve para expresar el estado de ánimo del remitente’. ¿Correo electrónico? :S
¿Es posible traducir RAE al lenguaje emoticón? Parece complicado, pero cada vez son más las personas que inventan complejas ecuaciones de estos íconos para comunicarse. Por ejemplo ‘un hombrecito + una cerveza + un reloj = ???’ podría traducirse como ‘unas chelas más tarde?’. Eso creo.
Existe una red social en la que solo puedes comunicarte a través de ellos. No es broma, se llama Emoj.li, todavía no funciona, pero ya puedes reservar tu nombre, que obviamente debe ser un emoticón. Su lema dice: ‘Sin palabras, sin spam, solo emoticones’. De saque suena mejor que Facebook. Y la fiebre va más allá. Una versión de Moby Dick ha sido traducida al lenguaje emoticón y aceptada hace poco en la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos. Su nuevo título es Emoji Dick y no subestimes el arduo trabajo de su autor. También en Estados Unidos se debate la posibilidad de admitir el icono de una pistola junto al de una cara como prueba de amenaza en las cortes de justicia.
Los emoticones no son algo nuevo. Su origen podría remontarse a la década de 1880. Pero esos pequeños pictogramas que empezaste a usar en ese Nokia azul no tan smart fueron creados a mediados de los noventa en Japón. Fue recién en el 2008 cuando se creó el alfabeto emoticón, tal y como lo conocemos hoy, y solo hace tres años Apple lo agregó a su sistema operativo.
The Unicode Consortium, el organismo que está detrás de ello, promete una nueva tanda de símbolos para volver a comunicarnos en jeroglíficos. Quizás sea buena idea publicar un diario gratuito escrito solo en lenguaje emoji. (Carita amarilla que emula el grito de Munch).