Dos aviones estadounidenses bombardearon posiciones del Estado Islámico (EI) en el norte de Irak, después de que la artillería de los yihadistas disparara cerca de personal estadounidense en Erbil, informó este viernes el Pentágono.
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La Casa Blanca precisó que el presidente Barack Obama no ha fijado un límite de tiempo para los ataques aéreos estadounidenses en Irak, pese a temores de que Washington se vea arrastrado nuevamente al conflicto en el país árabe.
“El presidente no ha fijado una fecha específica”, dijo el portavoz de la Casa Blanca Josh Earnest, pero insistió en que “un conflicto militar prolongado que incluya el involucramiento estadounidense no está sobre la mesa”.
Washington prohibió a los aviones civiles estadounidenses sobrevolar Irak.
Tras la noche del miércoles, cuando las fuerzas kurdas se retiraron de Qaraqosh, los yihadistas tomaron posiciones en esta ciudad, situada entre Mosul, la segunda ciudad del país, que ya estaba en poder del Estado Islámico, y Erbil.
Según el patriarca caldeo Louis Sako, Qaraqosh, la mayor ciudad cristiana de la región, fue vaciada de su población. Sako estimó el número de cristianos que fueron expulsados de sus hogares en 100.000.
Muchos de ellos trataron de entrar en el vecino Kurdistán, aumentando la presión en este territorio autónomo de cinco millones de habitantes que ya recibió a cientos de miles de personas desde que EI comenzó su ofensiva, el 9 de junio.
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Ya el domingo, la conquista de Sinjar, un bastión de la minoría kurdohablante yazidí, adepta de una religión preislámica en parte salida del zoroastrismo, había provocado la fuga de 200.000 civiles, según la ONU.
El presidente estadounidense Barack Obama había autorizado el jueves la intervención de aviones de guerra. Hasta ahora la misión de estos aparatos había sido lanzar alimentos y agua potable a miles de personas que se esconden de los yihadistas en las desérticas montañas del norte del país.
En este contexto, la ONU afirmó el viernes que estaba preparando la apertura de un corredor humanitario en el norte de Irak para permitir huir a los civiles amenazados por los yihadistas.
Un alto responsable de Defensa norteamericano confirmó que había comenzado una misión para salvar a los que permanecían bloqueados en las montañas lanzando “alimentos cruciales y agua” pero un habitante de la región de Sinjar interrogado por teléfono el viernes dijo que la ayuda todavía no había llegado.
“Nada ha aterrizado en esta parte de la montaña. Necesitamos todo tipo de ayuda, comida y agua. Hay muchos niños aquí”, dijo este hombre que se ha refugiado con su familia en una cueva.
Apoyo de Francia y Gran Bretaña
Francia afirmó que “asumirá la responsabilidad que le corresponde” en la lucha contra EI y el primer ministro británico, David Cameron, aprobó este viernes la decisión estadounidense, pero descartó sumarse a la operación militar.
Además, Londres pidió a los británicos que se encuentren en las provincias kurdas iraquíes de Erbil, Sulaimaniya y Dohuk que las “abandonen ya”.
Por su parte, el Vaticano anunció que el papa Francisco enviará a Irak al cardenal Fernando Filoni, antiguo nuncio en este país, para apoyar a la población, en parte cristiana, que huye ante el avance de los yihadistas
En Bagdad, la intervención estadounidense suscitó cierto escepticismo, ya que el primer ministro Nuri al Maliki pedía estos bombardeos desde principios de junio, cuando el EI lanzó su ofensiva, semanas antes de proclamar, a fines de ese mes, un “califato” en los territorios bajo su control en Siria e Irak.
Obama “no hizo nada durante tres años, pero en cuanto le ocurre algo a los kurdos o los cristianos, empieza a hablar de terrorismo”, declaró Rashaad Jodhr Abas, un funcionario jubilado.
El poderoso dirigente chiita Moqtada Sadr afirmó por su parte que el Estado Islámico estaba a punto de atacar la capital, prometiendo movilizar a sus hombres para defender Bagdad.
Los insurgentes sunitas están a unas decenas de kilómetros de Bagdad, pero según los expertos no cuentan con suficientes efectivos para un asalto de esa envergadura.