La crisis ha generado divergencias en la coalición que gobierna en Israel. Así, el ministro de Exteriores, Avigdor Lieberman, un halcón ultranacionalista, anunció el lunes que rompía su alianza con el partido Likud del primer ministro Benjamin Netanyahu, aunque sin abandonar el gobierno.
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“Tres de los seis sospechosos detenidos han confesado haber asesinado y quemado a Mohamed Abu Jdeir, y realizaron una reconstitución del crimen” frente a los policías, dijo a la AFP una fuente cercana al caso, que requirió el anonimato.
Seis jóvenes extremistas judíos habían sido detenidos el domingo en este caso. Se los acusa de pertenecer a una “organización terrorista”, de haber cometido un secuestro, un homicidio de menor y de poseer armas, así como de haber cometido un crimen por un “motivo nacionalista”, indicó el portal internet de información Ynet.
Mohamed Abu Jdeir, de 16 años, fue secuestrado el 2 de julio en Jerusalén Oriental, la parte de la ciudad ocupada y anexada por el Estado de Israel. Su cadáver, que estaba totalmente calcinado, según el abogado de la familia, fue hallado horas después cerca de un bosque, en la parte occidental de la ciudad.
Tras descubrirse el cuerpo del adolescente, palestinos habían acusado a ultraderechistas judíos de haberlo secuestrado y matado para vengarse, tras el secuestro y el asesinato de tres estudiantes israelíes en la región de Hebrón, en Cisjordania ocupada.
El Estado de Israel atribuyó a Hamas estos secuestros y asesinatos, pero el movimiento islamista palestino negó estar involucrado en el rapto, si bien dijo apoyar “cualquier acto de resistencia contra la ocupación israelí”.
– Riesgo de guerra abierta –
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En Gaza, tras la muerte de ocho presuntos combatientes palestinos, se corre el riesgo de que se llegue a una guerra abierta.
Cinco presuntos activistas de la rama militar de Hamas murieron en un ataque israelí contra un túnel en Rafah, al sur de Gaza, según varios testigos y los servicios de emergencias locales.
La zona tiene numerosos túneles que sirven para el contrabando desde Egipto, así como galerías subterráneas usadas por comandos para infiltrarse tras las líneas israelíes o lanzar cohetes.
Un combatiente palestino falleció por las heridas que le provocó otro ataque israelí en un campo de entrenamiento de las brigadas de Al Qasam en Rafah, después de que un drone matara a dos presuntos miembros de los Comités de Resistencia Popular (CRP), cerca de un campo de refugiados.
El ejército israelí indicó en un comunicado que había atacado 11 “posiciones terroristas y puntos de lanzamiento de cohetes en la franja de Gaza”.
Desde el domingo por la noche, al menos 28 proyectiles han caído en el sur de Israel, uno de los cuales hirió levemente a un militar y provocó daños materiales, según el ejército.
El primer ministro Benjamin Netanyahu se comprometió a “hacer lo necesario para recuperar la paz y la seguridad” en el sur de Israel. Pero instó a su gobierno a abstenerse de declaraciones incendiarias para evitar una confrontación generalizada.
El asesinato del joven palestino había provocado nuevos episodios de violencia por segunda noche consecutiva en el norte del Estado de Israel.
Alrededor de 110 personas fueron detenidas durante la noche, indicó a la AFP la policía.
La mayoría de los incidentes se produjeron en la zona de Galilea donde se encuentran las ciudades de mayoría árabe.
Las manifestaciones se convirtieron en protestas antirracistas, ya que la minoría árabe en Israel, que desciende de los 160.000 palestinos que se quedaron en sus tierras tras la creación del Estado de Israel en 1948, denuncia desde hace décadas discriminaciones en el empleo y la educación.