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Colombia despide a su Nobel García Márquez con Mozart y vallenatos

sof67x4ckbburbywucdq3weeyq.jpg publimetro.pe (LUIS ACOSTA/AFP)

En la plaza de Bolívar, cientos de personas hicieron una fila ordenada dos horas antes del evento, que comenzó poco después de las 12H00 locales (17H00 GMT), para entrar al templo.

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El sobrio acto, de hora y media de duración, arrancó con la entrada a la catedral del presidente colombiano, Juan Manuel Santos, mientras sonaba la música de la Orquesta Sinfónica Nacional.

“Las palabras de Gabo han estado siempre en nuestras casas, en nuestras bibliotecas, en nuestros periódicos, en nuestras revistas (…), pero sobre todo en nuestros corazones”, dijo el mandatario, un día después de asistir al tributo en la capital mexicana en honor a García Márquez, quien murió allí el jueves a los 87 años.

El pasillo de acceso a la catedral fue adornado con rosas amarillas, a modo de guiño para el ganador del Nobel en 1982, que las consideraba de buena suerte y parte del rito indispensable para sentarse a escribir cada mañana.

En la plaza, tres pantallas gigantes transmitieron el evento, pero sólo reunieron a unos cientos de personas, que se dispersaron rápidamente con la intensa lluvia.

Durante el acto, que no contó con la presencia de la viuda del escritor, Mercedes Barcha, ni de sus dos hijos, el protagonismo recayó en la música que tanto disfrutó en vida el Nobel colombiano.

Los músicos, que llevaban mariposas amarillas prendidas en sus sobrios trajes negros, así como en sus atriles, interpretaron como pieza central el Réquiem de Wolfgang Amadeus Mozart.

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El cierre, que vino luego de una ovación de pie solicitada por Santos, fue con el popular vallenato “La casa en el aire”, de Rafael Escalona, quien fue además gran amigo de García Márquez.

La música caribeña intentó dar un toque alegre al acto, aportando el “ánimo de fiesta” que García Márquez describió en un cuento nunca terminado, en el que vislumbró su muerte y un cortejo fúnebre con tintes de parranda.

A la salida, los organizadores lanzaron miles de mariposas amarillas para transportar a Bogotá la magia del universo de García Márquez, pero estas cayeron estampadas al suelo por la lluvia, formando una masa amorfa.

“Vine a ver si nos traen a Gabito. Aunque yo lo veo difícil, debería volver a aquí, donde nació”, dijo a la AFP Graciela Cañón, una pensionada de 72 años que sostenía una flor amarilla mientras esperaba ingresar a la catedral, pidiendo que las cenizas del Nobel reposen en Colombia.

Este acto fue el primero de una serie de reconocimientos para honrar al “más admirado y querido” de los colombianos, como llamó Santos a García Márquez el 17 de abril, día de su fallecimiento.

Después de esta ceremonia, el miércoles, Día internacional del libro, se realizará en Colombia una lectura masiva de “El coronel no tiene quién le escriba” en espacios públicos y durante la Feria del Libro de Bogotá, que comenzará la próxima semana, se expondrán obras de su biblioteca que él mismo había donado.

Colombiano fuera de su país

Aunque García Márquez vivía desde hace tres décadas en Ciudad de México, también tiene una casa en la caribeña Cartagena, que visitaba con frecuencia y donde se armaban festivas tertulias y parrandas.

“Su último viaje fue el año pasado, estuvo cuatro meses viviendo, de marzo a julio” en Cartagena, dijo a la prensa Jaime Abello, director de la Fundación Gabriel García Márquez para el Nuevo Periodismo Iberoamericano (FNPI).

“Sus obras están escenificadas en Colombia, salvo ‘Los 12 cuentos peregrinos’, y sus proyectos periodísticos se hicieron en Colombia, nunca renunció a su nacionalidad”, aseguró Abello.

Colombia sigue a la expectativa de la decisión de la familia sobre el destino final de sus cenizas.

Los restos podrían dividirse entre México y algún lugar de su país como su natal Aracataca (cerca de la costa Caribe), cuyos habitantes también celebraron el lunes un funeral simbólico a la memoria de quien convirtió a ese humilde pueblo en el legendario Macondo.

“A los colombianos nos gustaría tener sus cenizas. Gabo era más colombiano que muchos colombianos, pero es algo que le respetamos a la familia”, dijo el martes Santos, en una entrevista concedida al canal CNN en español.

Con respecto a la difícil relación con Colombia de García Márquez, quien dejó su país con el sabor amargo de haber sido acusado de apoyar a la extinta guerrilla M-19, Santos destacó en los días recientes el trabajo que el escritor hizo por impulsar los diálogos de paz en su país.

Santos aseguró que “se equivocan quienes dicen que Gabo le dio la espalda a Aracataca y a Colombia”.

“México le abrió las puertas que Colombia le cerró. por fortuna ellos lo acogieron. Muchos lo critican por no haber vuelto de su exilio, pero desde allá él hizo mucho por Colombia. No olvidó a su país. A su Macondo”, dijo a la AFP José Pérez, un trabajador bogotano de 53 años.

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