Ruanda recordó el vigésimo aniversario del genocidio que vivió este país el 7 de abril de 1994, en el que murieron por lo menos 800 mil personas a lo largo de 100 días. Ello debido a la guerra civil que enfrentó a las etnias tutsis y hutus. Estos últimos, a través de sus facciones más extremistas, masacraron brutalmente a los miembros de los tutsis.
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Hoy los sobrevivientes en todas las partes de Ruanda recordaron a las víctimas e iniciaron la semana de duelo durante el cual no habrá ningún tipo de acto público, ni se oficiarán matrimonios ni se celebrarán fiestas. Asimismo, en la capital de Ruanda, Kigali, colocaron arreglos de flores en las fosas comunes. Cabe indicar que la ceremonia conmemorativa se vio empañada por la fuerte disputa diplomática entre los gobiernos de Ruanda y Francia, debido a que el presidente ruandés Paul Kagame acusó al gobierno francés de haber desempeñado ‘un papel activo’ en la preparación y ejecución del genocidio.
Esto provocó que la ministra francesa de Justicia, Christiane Taubira, cancele su viaje al país africano. En su lugar iba a ir el embajador Michel Flesch, pero el domingo fue declarado como persona ‘non grata’ en Ruanda.
Como se recuerda, en 1994 Francia era aliado del régimen extremista hutu que desencadenó el genocidio y su papel sigue siendo objeto de controversias. El genocidio en Ruanda sigue siendo una mancha negra en la historia de la ONU, que fue incapaz de impedir las masacres, a pesar de los 2.500 soldados Cascos Azules desplegados en el país.
Pero no todo es tristeza y resentimiento. Hoy, Ruanda es considerado uno de los países más prósperos del África subsahariana, con un crecimiento anual del 8% y, según el Banco Mundial, ofrece ‘las mejores oportunidades de negocio en el continente’, aunque la inmensa mayoría de sus habitantes dependan de la agricultura. Transparencia Internacional considera a este país como el menos corrupto de los países africanos.