Las manifestaciones contra el gobierno de Nicolás Maduro han cobrado la vida de 14 personas, en un contexto donde un centenar de estudiantes continúa con las protestas al movilizarse hacia la embajada de Cuba para rechazar la injerencia de este gobierno sobre su país.
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“Venezolano que no protesta, no sale de esta. Únete”, versaba una pancarta en la zona de Los Naranjos. Si bien, en los últimos dos días la intensidad de las protestas han disminuido, se han registrado enfrentamientos con piedras y gases lacrimógenos entre fuerzas del orden y pequeños grupos de manifestantes en la plaza Altamira de Caracas.
Los disturbios derivados de las protestas estudiantiles, que se originaron a inicios de febrero en San Cristóbal (occidente) y luego se ampliaron a ciudades como Caracas, Mérida o Valencia, han dejado 14 muertos, más de 140 heridos y 45 detenidos, según cifras oficiales.
Los manifestantes rechazan la inseguridad, la elevada inflación (56% anual), la escasez de productos básicos y por la detención de varios de sus compañeros en las protestas.
Ante las manifestaciones en Venezuela, la Casa Blanca expresó el lunes su preocupación por la situación y aseguró estar trabajando en forma conjunta con organismos interamericanos para calmar los ánimos y lograr un “diálogo genuino” entre las partes enfrentadas.
“Estamos preocupados y hemos dejado claro que con nuestros aliados regionales y la OEA estamos trabajando para pedir calma y favorecer un diálogo genuino entre todos los venezolanos”, dijo el portavoz de la Casa Blanca Jay Carney.
Para el portavoz estadounidense las autoridades venezolanas deberían “liberar inmediatamente a los manifestantes detenidos. También precisan dejar de impedir el trabajo de periodistas independientes y restringir la información”.