Un accidentado inicio tuvo la Cumbre de paz de Ginebra II en la localidad suiza de Montreux, luego que el enviado del régimen sirio, Wallid al Muallen, brindara un discurso desafiante e incendiario, generando un encuentro verbal entre los principales portavoces. Una actitud que ha puesto en tela de juicio de si este encuentro podrá lograr sus cometidos.
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Ginebra II comenzó este miércoles con la asistencia de 40 gobiernos y cuatro organizaciones internacionales. El discurso de inicio estuvo a cargo del ministerio de RR.EE. de Rusia, Lavrov, quien reiteró a detener la ola de violencia en la región, la cual calificó de contradictoria, ya que va en contra lo estipulado por el Islam.
John Kerry, su homólogo de EE.UU., coincidió y denunció que el actual gobierno de Damasco “atrae extremistas como un imán, y que no hay esperanza de derrotar a los terrorista hasta que se forme un gobierno de transición”.
“Bashar al Asad no formará parte del gobierno de transición. Es imposible, inimaginable que este hombre que llevó a cabo semejante violencia contra su pueblo pueda conservar la legitimidad para gobernar”, declaró Kerry.
En respuesta, y en algo más de 30 minutos, Wallid al Muallem arremetió contra Turquía y Arabia Saudí, acusándolos de “promover el terrorismo”, mientras que a sus principales opositores los tildó de “traidores” y “agentes de sueldo de los enemigos”.
Frente a esto un exaltado Ban Ki Moon, secretario general de la ONU, le exigió a Muallem que moderara su contenido, a lo que este respondió: “¡Usted vive en Nueva York! ¡Yo vivo en Siria, esta es una cumbre sobre Siria, es mi derecho!”
A esto se sumó el rechazo a lo dicho por Kerry, diciendo que nadie tenía el derecho de “retirar la legitimidad” del presidente o del gobierno sirio.
La reunión de Montreux servirá para preparar el encuentro el viernes en Ginebra de las dos delegaciones sirias que se reúnen por primera vez desde el inicio del conflicto con la mediación del emisario especial de Naciones Unidas y de la Liga Árabe, Lakhdar Brahimi.