“Entre el 31 de diciembre y el 1 de enero, unos ladrones trataron de robar una urna con los restos de Sigmund Freud y su esposa Martha”, aseguró la policía en un comunicado.
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Como resultado, la urna “que contenía sus cenizas resultó seriamente dañada”, añadió la policía, que abrió una investigación.
Se trata de un jarrón griego del siglo IV antes de Cristo y no del III a.C., como dijo por error la policía inicialmente decorado con la imagen de Dionisio, el dios griego del vino y la pasión, regalado a Freud por la princesa María Bonaparte, amiga cercana y luego colega.
Esta descendiente de Napoleón, casada con el príncipe de Grecia y Dinamarca, ayudó a Freud, su mujer y su hija Anna a abandonar Viena cuando Adolf Hitler se anexionó Austria, en 1938, instalándose en Londres ese verano (boreal).
El jarron reposa en lo alto de una columna de marmol en la que están inscritos los nombres del matrimonio y sus fechas de nacimiento y muerte.
Las cenizas se encontraban en el crematorio Golders Creen -y no el cementerio judío de Hoop Lane, que está enfrente, como se dijo inicialmente.
El crematorio abrió en 1901 y alberga los restos de numerosas personalidades, como los de Bram Stoker, el escritor que creó a Drácula y la cantante Amy Winehouse.
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El autor de “La interpretación de los sueños” y “El malestar en la cultura”, de origen judío, murió en 1939 de cáncer, a los 83 años. Su mujer Martha murió en 1951, también en Londres, y sus cenizas se reunieron con las de su marido en la urna griega.
“Fue un acto despreciable de un ladrón desalmado”, dijo el detective Daniel Candler, según el comunicado de la policía.
“Dejando de lado el valor financiero de la urna irreemplazable y el significado histórico” de Freud, “el hecho de que alguien pretenda robar un objeto sabiendo que contiene los últimos restos de una persona es increíble”, agregó Candler, pidiendo colaboración ciudadana para resolver el caso.
La urna griega fue elegida para albergar los restos de entre la colección de más de 2.000 piezas, en su mayoría griegas, egipcias y romanas, que se pueden ver en la casa londinense de Freud, en el barrio de Hampstead, convertida en museo en 1982 a la muerte de su hija Anna.
Dawn Kemp, directora del museo, dijo que los objetos le ayudaron a desarrollar el psiocanálisis, el nuevo y revolucionario método para estudiar la personalidad.
“Reflexionaba sobre las historias de la antigüedad, sus fábulas y mitologías, usándolas como historias universales que describían respuestas y condiciones humanas”, dijo Kemp a la AFP.