1. Currículo. Elabora una hoja de vida de no más de dos hojas. Sé conciso y detalla tus logros.
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2. Realiza prácticas preprofesionales. Es el primer paso para encontrar un trabajo. Te dará las herramientas para poner en práctica tus conocimientos como estudiante.
3. Entrevista. Prepárate con elementos prácticos que pueden demostrar al empleador tu capacidad. No mientas y sé sincero con tu información. Es el momento de hablar abiertamente y si te dan la oportunidad, pon énfasis en lo que buscas y las necesidades que tienes.
4. Evaluación. Manten la calma durante las pruebas. No son exámenes escolares, sino la posibilidad de descubrir perfiles que buscan las empresas.
5. Aprovecha tus contactos. Es vital hacer contactos desde la universidad. Un profesor, un amigo o un familiar pueden ser las llaves para conseguir empleo. Sin embargo, es importante no caer en exceso de confianza.
6. Dinamismo en la búsqueda. Para tener buenos resultados hay que diversificar los medios de búsqueda de empleo. No te limites a los clasificados de un periódico o a LinkedIn. Revisa medios electrónicos, bolsas de trabajo en oficinas gubernamentales o en páginas web donde se reúnen empresas para ofrecer vacantes.
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7. Otras opciones. Aunque creas que te ha ido bien en el proceso y que es ‘casi’ seguro que te llamen, es importante seguir buscando opciones de trabajo. Se pueden presentar mejores vacantes que podrías perder.
8. Actúa positivamente. Tanto conseguir como ofertar un empleo es una tarea complicada. Recuerda que lo mejor es ser positivo y buscar la manera de destacar. No tomes a mal si tu entrevistador luce una cara de pocos amigos y mejor busca de qué manera hacer más fácil el diálogo siempre manteniendo el respeto.
9. Investiga. Es importante que sepas a qué empresa estás postulando. No puedes llegar sin saber los datos mínimos de ella.
10. Entusiasmo e ímpetu. Si no consigues trabajo rápidamente, no te desmorones. Siempre hay opciones. Vuelve a la carga y revisa en qué puntos fallaste para mejorar.
