Por: Alyona Bobrovich
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‘Última parada: Nekrasovka. Es el fin del mundo. No hay más carretera desde aquí’, anuncia el conductor del bus. Muchos de los residentes de Sochi estarán de acuerdo: esto es un callejón sin salida.
A la izquierda está la frontera con Abjasia, territorio en disputa. A la derecha, tras una valla alta, un estadio olímpico. Al frente, el mar.
Nekrasovka alberga a residentes cuyas casas fueron demolidas para dar paso a las instalaciones de los XXII Juegos Olímpicos de Invierno, que se llevarán a cabo en febrero del 2014 en Sochi, Rusia. Con un costo estimado de US$50 mil millones, serán los Juegos más caros de la historia. Mañana miércoles Rusia estará a 100 días de la ceremonia inaugural y el panorama no pinta bien.
En Nekrasovka es obligatorio el uso de botas de goma. Las grúas funcionan todo el día, acabando el camino trunco y construyendo una especie de dique para proteger el Estadio Olímpico Fisht, la maravillosa pero aún incompleta pieza central de los Juegos de febrero.
Lejos de ser un estadio discreto, Fisht tiene dimensiones descomunales que rompen el paisaje del Valle Imeretinskaya. Fisht, de 40 mil asientos, estadio donde celebrarán las ceremonias de inauguración y clausura de los Juegos, podría estar listo para fines de diciembre. Hasta el momento, su costo se ha duplicado, alcanzando los US$760 millones.
Para los pobladores de la zona, estos Juegos tienen un impacto negativo. ‘Teníamos un gran huerto familiar con peras y manzanas maravillosas’, recuerda Román Groshev. ‘Ahora, aquí en Nekrasovka, tenemos uno tres veces más pequeño. Nuestra nueva casa fue construida rápido y mal. La lluvia la ha inundado y el moho entra por las paredes’, se queja.
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Los Juegos, que por ahora tienen el status de asignatura pendiente, cargan con la afirmación de que la mitad de los fondos destinados son producto de contratos corruptos de construcción. ‘El costo de los Juegos Olímpicos de Sochi debe ser de US$24 mil millones (inclusive el doble de los inicialmente US12 mil millones anunciados por Putin). El resto, US$26 mil millones, son producto de malversación de fondos y sobornos’, denuncia Boris Nemtsov, un político liberal opositor a Putin.
FAMILIA DESALOJADA Hace unos días, la casa de la familia Aramanyan fue demolida. Ahora temen ser desalojados totalmente de la zona donde han vivido mucho tiempo, Charleston, pues no tienen respuesta de las autoridades.
‘Mi suegro consiguió este terreno en 1946’, recuerda Nina Aramanyan. ‘Luego de pelear en la Segunda Guerra Mundial, construyó aquí su casa’, agrega.
Los terrenos, ahora propiedad de Nina, cayeron bajo la polémica Ley Olímpica Nº 310, que permite al gobierno adquirir tierras por la necesidad de los Juegos Olímpicos.
‘Nuestro caso debería ser revisado, nos sacaron por gusto. No vemos obras cerca a nuestra casa’, nos dice Nina.