Por: Verónica Klingenberger
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La obra del artista Alberto Fujimori ha dado un salto cualitativo con la exposición de su último trabajo, una pintura titulada ‘Juicio al Chino’. A diferencia de sus primeros dibujos -conocidos por un figurativismo más bien infantil, de trazos burdos, y ejecutados en dos tonos (tinta negra sobre papel)-, su obra más reciente da cuenta de una madurez técnica, temática y simbólica: el enfrentamiento inesquivable con un futuro opresivo (la primera audiencia de su juicio) es somatizado a través del uso de colores chirriantes (¿utiliza lápices marca Patita?) en una plástica pesadilla ‘Picasso-Chagalliana’.
Fujimori ya había dado señas de esa evolución con ‘Memorias desde mi encierro’, autorretrato de estilo impresionista, con fuerte influencia de Van Gogh y Munch, en la que aparece con el cuerpo encorvado y la cabeza apoyada sobre la mano derecha. Sobre él asoma un árbol de ramas caídas. Esa pintura, que será además la portada de la autobiografía que el exmandatario podría publicar a fines de este año, fue reciente carátula de la revista Caretas, medio que asegura que el ‘impactante’ lienzo fue realizado por el artista en solo un día. Cabe precisar que un texto, escrito a modo de nota, complementa la pieza: ‘Los colores, el árbol con hojas caídas y la imagen tienen un profundo mensaje. En el silencio sepulcral de mi encierro, soportando con estoicismo la injusticia de una condena, hoy que no ha venido nadie a visitarme, observo la situación de la patria’.
Ese estoicismo debe haberle servido también para mantenerse firme en su vocación artística, a pesar de las apresuradas críticas que ha recibido desde que hiciera pública su obra. Recordemos que uno de sus máximos detractores fue el pintor Fernando De Szyszlo quien atacó su obra desde el inicio. Para referirse a ‘El autorretrato del perdón’, un lienzo en el que se leía ‘Perdón por lo que no llegué a hacer y por lo que no pude evitar’, de estilo más bien costumbrista, De Szyszlo utilizó la siguiente asociación de palabras: ‘Dibujo de Fujimori es horrible’.
En su último trabajo, Fujimori es representado con el rostro adolorido como una víctima de aureola verde. Frente a él, unos jueces monstruosos -es la primera vez que el artista incorpora el estilo cubista- lo señalan con el dedo, en violenta actitud acusadora. El artista coloca además dos elementos claves junto a su yo representado: una paloma blanca sobre la mesa (¿en señal de inocencia?, ¿una santa paloma?) y una sonda intravenosa que revela su enfermedad. Una pieza cargada de metáforas y de una riqueza plástica incuestionable que nos confirma la buena noticia: el Perú no solo ha ganado otro reo, esta vez nos ha regalado un artista que no deja de deslumbrarnos y que también ha dado buenas luces como performer en un happening titulado ‘¡Usted puede ser responsable porque se me sube la presión!’. Estaremos atentos.