La venta de aletas de tiburón al Asia se ha incrementado en Perú y es la principal causa de la matanza de unos 15.000 delfines al año que son usados como carnada para cazar a los tiburones, informó el viernes el ministerio de la Producción.
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“Por algún motivo, a los asiáticos les gusta la aleta de tiburón”, afirmó en rueda de prensa Paul Phompiu, viceministro de Pesquería del ministerio de la Producción, al subrayar que la exportación de la aleta de tiburón aumentó 10% en los últimos años.
Las exportaciones se hacen principalmente a Japón, Hong Kong, Singapur y otras naciones asiáticas, detalló el funcionario.
Phompiu explicó que hay una autorización para exportar la aleta del escualo, pero que la mayor extracción procede de pescadores ilegales que realizan una “actividad delincuencial” a la que hay que perseguir y sancionar.
“Estamos indignados por esta situación; Perú condena la pesca ilegal de delfines y tiburones porque son especies protegidas”, subrayó.
En la víspera, la ONG Mundo Azul informó que 15.000 delfines son sacrificados anualmente y que su carne es usada como carnada para capturar tiburones.
Según la ONG, se estima que en el litoral peruano existen más de 545 embarcaciones artesanales que están acondicionadas para realizar este tipo de caza, que salen como mínimo media docena de veces al año y matan hasta seis delfines en cada incursión.
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Actualmente hay registradas oficialmente para la pesca del tiburón 72 embarcaciones, algunas artesanales y otras industriales, dijo Phompiu. No se tienen cifras oficiales sobre embarcaciones ilegales.
Las labores de fiscalización y control se hacen difíciles por la extensión del mar peruano y los pescadores al llegar a puerto ya no presentan vestigios de la pesca ilegal, admitió.
Sostuvo que para detener la matanza de delfines se debe ir a la raíz del problema, que es el control de la comercialización de las aletas de los tiburones, consideradas por los asiáticos como afrodisíaco.
Para ese fin se ha diseñado un Plan Nacional de Acción para los Tiburones cuyo objetivo es actuar de “manera firme” a fin de sancionar a los infractores, señaló Phoumpiu.
Entre las medidas a adoptarse figuran la restricción temporal de la pesca y comercialización del tiburón, por considerarse el principal incentivo para la pesca indiscriminada de delfines.
Otras acciones serían declarar vedas por plazos determinados y, “en casos extremos”, la prohibición de la pesca de delfines y tiburones.
El plan de acción plantea la realización de un estudio científico, a cargo del Instituto del Mar del Perú, para determinar las zonas donde se realiza la pesca indiscriminada de delfines y tiburones, las características de la flota pesquera y las áreas de reproducción que deben ser intangibles.
Aunque se utiliza también caballa y pota para cazar tiburones, los pescadores prefieren usar la carne de delfín porque, según señalan, su sangre tiene un olor fuerte que atrae a los tiburones.