Al menos 57 personas han muerto en México y 30.000 siguen en albergues desde que dos tormentas tropicales, Manuel e Ingrid, impactaron simultáneamente ambas costas del país (la del Golfo y la del Pacífico) el fin de semana, el primer doble golpe en los últimos 55 años.
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Estas desataron severas inundaciones y deslizamientos de tierras que aún afectan a gran parte de este país de 118 millones de habitantes.
Además, han surgido las amenazas del fortalecimiento de Manuel, cuyos remanentes se regeneraron este miércoles en una tormenta tropical y podrían impactar incluso como huracán en el sur de la península de Baja California, donde se ubica el turístico balneario de Los Cabos (noroeste de México).
Este miércoles, el Papa Francisco envió un mensaje de pésame a las familias de los fallecidos en México y expresó su solidaridad con los centenares de miles de damnificados por las tormentas.
El Papa Francisco está “hondamente apenado” y “ofrece fervientes votos por el eterno descanso de los fallecidos, al mismo tiempo que pide a Dios su consuelo a quienes sufren estas graves desgracias”, según la carta enviada por el cardenal Tarsicio Bertone, número dos del Vaticano, y difundida por la Conferencia del Episcopado Méxicano.
En Acapulco (sobre el océano Pacífico), una de las zonas más afectadas, los equipos de rescate trabajan arduamente este miércoles para retirar la montaña de barro que tapa un vital túnel y las rocas caídas en decenas de puntos de las dos carreteras que comunican con la Ciudad de México.
Las autoridades advirtieron que la salida por carretera desde Acapulco seguirá siendo imposible como mínimo hasta el viernes.
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La incomunicación de ese puerto, antaño destino favorito de estrellas de Hollywood y hoy azotado por la violencia del narcotráfico, mantiene atrapados a miles de turistas por quinto día corrido desde el inicio de estas tormentas, que han inundado la mitad del municipio y provocaron desabastecimiento de alimentos y saqueos.
Bajo un fuerte y renovado sol, miles de frustrados turistas se agolpaban este miércoles en una base militar cercana a Acapulco con la esperanza de concluir por fin sus vacaciones forzadas y volver a hogares y trabajos.
Un grupo de 45 jóvenes colombianos, que viven en México por un intercambio estudiantil, llegó a Acapulco para disfrutar del largo fin de semana por el puente del lunes pero ya el sábado trataban de marcharse.
“Desconocíamos el clima, nos trajimos ropa y recursos para pocos días y tenemos actividades en la Ciudad de México que nos apremian para regresar”, dijo a la AFP uno de ellos, Juan Pablo Beltrán (22 años), en el aeropuerto militar.
Otros turistas tratan de escapar por el inundado aeropuerto civil, que el martes fue habilitado para recibir unos pocos vuelos comerciales.
Hasta ahora han sido evacuados por vía aérea desde Acapulco más de 5.000 turistas, pero la alcaldía de Acapulco calculó que habían unos 40.000 visitantes al inicio de las tormentas.
En medio del caos, se han reportado varios casos de saqueos a comercios. El martes miles de personas se llevaron, caminando con el agua a la cintura, bolsas con comida, refrigeradores, televisores e incluso colchones de al menos tres grandes tiendas.
“Sí, hay desesperación, lamentablemente, pero ya al Ejército y la Marina (Armada) les llegaron más soldados (…) lo que nosotros recomendamos es que la gente tenga calma”, dijo el alcalde de Acapulco, Luis Walton, a la emisora MVS Radio.
Alerta por viejas y nuevas tormentas
La emergencia prosigue en México por los dos fenómenos todavía activos, el deterioramiento del terreno en muchas zonas rurales que sigue generando deslaves y el desborde de al menos ocho ríos.
El inusual doble azote de Manuel e Ingrid desde el fin de semana también dañó 91 carreteras y dejó a 415.000 personas sin luz eléctrica, de las cuales siguen afectados el 20%.
Las Fuerzas Armadas mexicanas han desplegado a unos 8.000 efectivos para atender la emergencia en los puntos más críticos con 12 helicópteros para rescatar o enviar alimentos a personas.
Tan solo en Acapulco, un millar de personas fueron rescatadas de los techos de sus viviendas con helicópteros de las fuerzas de seguridad.
Mientras tanto, en la península de Baja California se preparan para recibir los embates del renacido Manuel, que está ganando fuerza rápidamente y en las próximas horas puede convertirse en huracán.
La velocidad de los vientos de Manuel “se incrementó de 65 kilómetros por hora (km/h) a 95 km/h y continúa el pronóstico de que el jueves impacte tierra” en la costa este del sur de Baja California, informó el último reporte del Servicio Meteorológico Nacional (SMN).
El fenómeno podría impactar cerca de La Paz, por lo que en este puerto, así como en el del turístico balneario de Los Cabos, fueron suspendidas las clases y suspendida la actividad de las pequeñas embarcaciones.
A esto se añade una zona de baja presión que se encuentra en el Golfo de México y tiene potencial de convertirse en ciclón, advirtió el SMN.