(AFP). La comisaria europea de Asuntos de Interior, Cecilia Malmström, pidió este jueves a su contraparte estadounidense una “clara, y satisfactoria respuesta” sobre las revelaciones de espionaje del sistema bancario internacional Swift por los estadounidenses que hizo el canal de televisión brasileño Globo el domingo.
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“Hablé con mis homólogos estadounidenses anoche y les transmití la enorme preocupación por el supuesto espionaje de la NSA (Agencia de Seguridad Nacional estadounidense”, escribió Malsmström en Twitter.
Este jueves la comisaria envió una carta en la que pide, escribió, “consultas dentro del marco del TFTP (Programa de Seguimiento de la Financiación del Terrorismo)”.
El TFTP fue firmado en 2010 entre la UE y EEUU y estipula la transmisión recíproca, en principio, de los datos interbancarios.
“Necesitamos una clara, y satisfactoria respuesta”, concluyó la comisaria sin precisar cuáles serían los próximos pasos o si llegaría a un pedido por suspender el acuerdo.
El domingo el canal de televisión brasileño Globo reveló que la NSA espió las redes privadas de comunicaciones del ministerio de Relaciones Exteriores francés, de la petrolera brasileña Petrobras, del sistema bancario Swift así como de Google o Microsoft.
Estas revelaciones llevaron el lunes a los diputados liberales a reclamar que la Unión Europea suspenda el “acuerdo Swift” con Estados Unidos.
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“Es cada vez más evidente que los programas de seguimiento de datos de la NSA van más allá de la lucha contra el terrorismo”, declaró la vicepresidenta de la Comisión de Libertades Civiles del Parlamento Europeo, la liberal Sophia in’t Veld, en un comunicado.
“Si existe la menor duda de que las autoridades estadounidenses están en infracción, la Comisión deberá tomar las inmediatamente las medidas de suspensión” del acuerdo, declaró por su parte el presidente del grupo de los liberales, el ex primer ministro belga Guy Verhofstadt.
El “acuerdo Swift” incluye límites y garantías muy estrictas, en especial para prevenir el acceso no autorizado, la divulgación, la pérdida o las formas no autorizadas de tratamiento de datos. Prevé explícitamente que los datos sean conservados de manera segura y almacenados por separado de otros datos. Finalmente estipula que las informaciones no estén vinculadas a otra base de datos y que no se efectúe ninguna copia.
Tras los atentados del 11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos, la empresa Swift, con sede en Bélgica y que garantiza la seguridad de las transferencias bancarias internacionales, entregó a las agencias estadounidenses datos de forma secreta. Pero estas transferencias secretas fueron reveladas en 2006, lo que provocó un escándalo mayúsculo.
En 2007 se logró un primer acuerdo que otorgaba algunas garantías a la vida privada, pero los eurodiputados lo cuestionaron y lo rechazaron. Recién en 2010 el Parlamento aprobó una versión revisada.
En julio, la Unión Europea ya había amenazado con suspender los acuerdos para el intercambio de informaciones por las revelaciones de prensa sobre el espionaje de EEUU. Bruselas había advertido a Washington que estaba dispuesta a “reconsiderar” dos acuerdos clave para la transferencia de informaciones en el marco de la lucha contra el terrorismo.
La advertencia abarcaba el acuerdo sobre la transmisión de informaciones sobre los pasajeros de las aerolíneas y el “acuerdo Swift” para la transmisión de datos financieros de este sistema, que incluye a 10.000 instituciones y bancos de casi todo el mundo.
“Estamos atravesando un momento delicado en nuestras relaciones con EEUU”, había dicho entonces la comisaria Malmström, añadiendo que “la confianza está seriamente dañada”.