La familia Graham, dueña del diario desde hace 80 años, ganó la lealtad de sus empleados por la gestión del medio, famoso por haber desvelado el escándalo de Watergate, que terminó con la renuncia del presidente estadounidense Richard Nixon.
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Sin embargo, la industria del periodismo impreso vive una fuerte crisis desde el surgimiento de Internet como una fuente de información.
El lunes, la familia Graham anunció que vendería el mayor periódico de Washington al magnate de internet, que compró el medio por 250 millones de dólares a título personal, es decir independientemente de Amazon, empresa que fundó y de la cual es presidente ejecutivo.
“Es triste, pero se trata de una cuestión de vida (o muerte)”, destacó Bob Woodward, quien junto a Carl Bernstein destapó en su juventud el escándalo de Watergate, una de las grandes exclusivas del siglo XX.
Woodward, de 70 años, quien sigue trabajando en el diario, expresó su optimismo por la compra, calificando a Bezos “como uno de los verdaderos innovadores” de la economía estadounidense, que revolucionó el comercio minorista hace 10 años con su tienda online.
“Él entiende las cosas de una forma muy diferente al resto de la gente. Está dispuesto a arriesgar mucho de su propio capital”, dijo.
Según la revista Forbes, la fortuna personal de este emprendedor asciende a más de 25.000 millones de dólares.
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Para Woodward, no existe comparación entre Bezos y el magnate de la prensa australiano Rupert Murdoch, quien no oculta sus opiniones conservadoras y se ha hecho con Fox News y con el prestigioso Wall Street Journal.
Bezos “es una persona que cree en los valores que el Post ha defendido con fuerza”, aseguró el periodista, que no ve ninguna arista negativa a esta venta.
Bernstein, quien dejó el Washington Post después del caso Watergate, expresó que sentía una tristeza justificada tras la decisión de los Graham de tirar la esponja.
Sin embargo, el periodista también dijo al Wall Street Journal que esperaba que Bezos no sólo revitalizara el Post, sino “todo el sector de los medios, combinando lo mejor de los valores del periodismo con el potencial de la era digital”.
En un momento en el cual muchos periódicos estadounidenses está en dificultades por la caída de la publicidad y de las ventas, atribuidas a la eclosión de la prensa gratuita online, Bernstein planteó que este emprendedor podría crear un modelo de negocios que vuelva a revitalizar una profesión esencial para Washington, para el periodismo estadounidense y el mundo.