Viene de casa. Si no hay un padre, madre o hermano mayor que lea, es muy difícil que el hijo lo haga. La escuela ayuda pero es complementaria; el gusto y el amor por la lectura vienen del hogar.
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Si el niño no tiene padres lectores, es importante que un primo o un tío mayor le enseñe que este hábito no tiene por qué ser aburrido. Y para comenzar, hay que buscar un libro que los entusiasme y los atrape.
A veces, la literatura infantil muy especializada resalta mucho la moraleja y no entretiene. Lecturas que no estén basadas en este formato, como los cuentos de Abraham Valdelomar o Julio Ramón Ribeyro, son buenas alternativas para un niño que comienza a leer.
Antes, cuando los libros costaban caro, era mucho más difícil llegar a nuevos lectores. Hoy en día sí es posible encontrar una obra a buen precio. El gusto por la lectura también puede inculcarse en un adulto gracias a los amigos, por curiosidad o por la necesidad de estudiar para el trabajo.
Los lectores opinan
Wilfredo Pozo Promoviendo la comprensión de lectura en la casa y en el colegio, con la participación activa de todos los alumnos.
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Darío Pomajulca Formar lectores es una tarea de nosotros, los padres de familia. Si leemos frente a nuestros hijos, pronto el ejemplo dará frutos.
Jennifer Luna No basta con dar libros a los niños, también debemos dar el ejemplo. Que vean a los adultos leyendo y disfrutando la lectura.