La legalización de la marihuana, hasta hace poco tabú en el debate de políticas sobre drogas, será analizada como un escenario posible, gracias a un nuevo informe de la Organización de Estados Americanos que busca nuevos enfoques en la larga y cruenta guerra antinarcóticos.
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El documento, “El problema de las drogas en las Américas”, dibuja tres escenarios de consenso regional según se coloque el acento en el fortalecimiento institucional; la experimentación con la regulación de drogas, empezando por el cannabis; el mejoramiento de la salud pública y la seguridad en las comunidades.
Un cuarto escenario vislumbra lo que pasaría si los gobiernos no logran un compromiso para atacar juntos el problema.
Según el analista John Walsh, coordinador en políticas de drogas de la Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos (WOLA, por su sigla en inglés) “el nuevo informe representa un buen primer paso hacia un debate más constructivo y con mayores matices”, y que “sólo está empezando”.
“Nunca antes una organización multilateral se había dedicado al análisis de opciones para nuevas políticas de drogas de manera tan inclusiva e intelectualmente legítima”, señaló Ethan Nadelmann, director ejecutivo de Drug Policy Alliance (DPA, alianza para una política en materia de drogas), la mayor organización en Estados Unidos en favor de la despenalización de la marihuana.
Hace apenas dos años “la presión política por parte de Estados Unidos y otros gobiernos hubiera hecho imposible” que la OEA u otros organismos multilaterales emprendieran ese “histórico” esfuerzo, opinó Nadelmann en un comunicado.
Pero la oleada de violencia sin precedentes en la lucha contra el crimen organizado (70 000 asesinatos en los últimos seis años en México) y los obstáculos de los gobiernos en detener el tráfico de cocaína desde Sudamérica a Estados Unidos, principal consumidor mundial, han abierto las puertas a la revisión de la estrategia seguida hasta ahora.
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Es un reflejo de la “insatisfacción” de los países latinoamericanos frente a la política actual liderada por Washington concentrada en el despliegue policial y militar, la erradicación de los cultivos y la prohibición de la distribución y el consumo, dijo a la AFP el analista Peter Hakim.
“En México o Centroamérica y en la mayoría de América Latina, la guerra contra las drogas ha llevado a más crimen y violencia, no ha resuelto el problema”, apuntó Hakim, experto sobre políticas antidrogas y presidente emérito del Inter-American Dialogue, un centro de investigación con sede en Washington.
El presidente colombiano Juan Manuel Santos, uno de los principales socios de Estados Unidos en Latinoamérica, se ha alzado como uno de los principales abanderados de revisar la política antidrogas mundial, mientras que su par guatemalteco Otto Pérez incluso propuso hace un año la despenalización de la droga.
El debate dominó la última Cumbre de las Américas en Cartagena de Indias, que comandó a la OEA a realizar el estudio, compuesto de unas 400 páginas y elaborado por medio centenar de expertos de la región a un costo de 2,25 millones de dólares.
Según el informe, la regulación de algunas drogas permitiría reasignar recursos para el control, hacia la prevención y el tratamiento de adictos, pero debe enfrentar riesgos implícitos como un aumento del consumo y surgimiento de nuevos mercados criminales, entre otros.
“La legalización (de la marihuana) es una alternativa. No creo que será mayoritariamente aceptada, pero es una forma de entrar en el debate”, agregó Hakim, quien estima que Estados Unidos se opondrá a ese camino.
El secretario general de la OEA, José Miguel Insulza, entregó personalmente el informe a Santos el viernes y se esperaba que hiciera lo mismo con el presidente de Panamá, Ricardo Martinelli, cuyo país hospedará en 2015 la siguiente Cumbre de las Américas, donde el tema podrá ser nuevamente analizado a nivel de mandatarios.
“Exponemos hechos que sirvan en la toma de decisiones, pero no proponemos soluciones”, explicó el secretario general de la OEA, José Miguel Insulza, en su discurso en Bogotá.
La OEA calculó que en América se encuentra cerca de 45% de los consumidores de cocaína del mundo, así como la mitad de los consumidores de heroína y una cuarta parte de los de marihuana.
En la región, los estados de Washington y Colorado de Estados Unidos permiten el consumo recreativo de la marihuana y el parlamento uruguayo discute un proyecto que legalizaría la distribución de cannabis en ese país.