Los estudios Disney renunciaron al intento de registrar “Día de los Muertos” como una marca que identificaría su película junto al estudio de animación Pixar, luego de protestas por el supuesto intento de la firma de “apropiarse y explotar la cultura y la religión mexicanas”.
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Luego de que Disney/Pixar anunciara hace un año que prepara una película animada sobre la festividad mexicana del “Día de los Muertos” (a la que se refiere en español), la compañía realizó una serie de solicitudes para registrar el uso del nombre en productos de mercadeo.
Esto originó una petición en línea, “Stop Trademark of Dia de los Muertos”, que reunió 21 300 firmas, en la que la creadora asegura que, de tener éxito Disney en el registro de la marca, “la subsistencia de cocineros, artistas, artesanos y educadores se afectaría negativamente”, según dice el texto.
Disney explicó sus razones: “La solicitud de registrar la marca (Día de los Muertos) tenía como fin proteger cualquier título potencial de nuestro filme, así como las actividades relacionadas”.
“Pero desde entonces se ha determinado que se modificará el título de la película y, por tanto, retiramos nuestra solicitud de registro de marca”, indicó una portavoz de Disney en un comunicado enviado a la AFP el miércoles.
Según el diario local Los Ángeles Times, la compañía presentó el 1 de mayo una decena de solicitudes ante la Oficina estadounidense de Patentes y Marcas Registradas, que incluían el uso de “Día de los Muertos” en juguetes, cereales y joyería.
La creadora de la petición en línea, Grace Sesma, indica en el texto que el 2 de noviembre los mexicanos “celebran y honran a sus muertos haciendo altares y colocando ofrendas de comida, como el ‘pan de muertos’ con forma de cráneo, así como velas, incienso” y otras representaciones culturales.
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“Nuestras tradiciones espirituales son para todos, no para que compañías como Walt Disney las registren y exploten”, continúa la petición.
En la celebración de los muertos, de origen prehispánico e influencia católica, las familias colocan un camino de cempázuchitl (flores amarillas) desde la puerta de la casa hasta una ofrenda, en la que se incluyen platillos, bebidas y hasta los vicios preferidos, como alcohol y tabaco, del difunto.