El consumo frecuente y por muy largo tiempo de comida chatarra (productos muy procesados y altamente calóricos) puede llegar a ser un problema tan difícil de tratar en el campo médico como la adicción a las drogas, afirmó hoy la nutricionista Patricia Carhuay Hernández.
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Sostuvo que algunos estudios que se han realizado indican que el alto contenido de azúcares que contienen esos productos comestibles provocan en el cerebro iguales o similares reacciones al consumo de algún tipo de drogas.
En entrevista concedida al programa Generación Z trasmitido por TV Andina, la especialista dijo que también se ha llegado a la conclusión que cuando una persona consume muy frecuentemente la comida chatarra y luego deja de hacerlo, sufre un cuadro de ansiedad similar al síndrome de abstinencia que presentan los adictos a las drogas.
Carhuay Hernández precisó que una comida se puede considerar chatarra si tiene mucha grasa, excesiva azúcar y altos niveles de sal, características que son propias de los productos ultraprocesados, fabricados a partir de un alimento, pero que a lo largo del proceso va perdiendo sus nutrientes.
Mencionó por ejemplo, las hamburguesas procesadas, que, dijo, tienen muy poca carne y mucha grasa de animal, así como aditivos y saborizantes que además abren más el apetito.
Anotó que la consecuencia inmediata del excesivo consumo de este tipo de productos es el sobrepeso y la obesidad, pero que por lo general los jóvenes no le dan importancia sino al pasar los 30 años cuando sufren las otras consecuencias como el colesterol elevado.
La experta, quien es asesora de empresas y restaurantes, aconsejó especialmente a los jóvenes estudiantes que muchas veces en vez de almuerzo comen cualquier snack acompañado de gaseosas o de jugos embotellados, que no se salten ninguna comida.
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‘Es indispensable tomar desayuno, porque sino a la hora del almuerzo tienen tanta hambre que, por lo general, echan mano de productos chatarra”, manifestó.
Agregó que es importante hacer cinco comidas al día y preferir para la media mañana o media tarde alguna fruta fresca como la manzana, el plátano o una mandarina y también tomar mucha agua y practicar alguna actividad física.
También consideró que es preferible comer un pan francés en vez de consumir los cereales comerciales, porque mientras el primero tiene solo 2% de azúcar, una porción de cereal contiene entre 18 y 40% de este ingrediente, lo que no es conveniente para la salud.