El Distrito Federal, conformado por Brasilia y las ciudades vecinas, cuenta hoy con 179 km de ciclovías, muchas precarias.
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El objetivo es llegar a los 600 km antes de la Copa del Mundo, de la cual Brasilia será una de las sedes, explica a la AFP Paulo Alexandre Passos, coordinador del Comité de Movilidad Urbana por Bicicleta del gobierno regional.
Una buena parte ya está en construcción y la vanguardista ciudad, construida en la década de 1950 y Patrimonio Cultural de la Humanidad, bulle con estas nuevas vías, muchas ya tomadas por peatones faltos de aceras.
En Brasilia, esclava del automóvil por sus grandes distancias y un servicio de transporte público ineficiente, “el gran objetivo es que quien hace trayectos menores evite el auto”, explica el responsable.
Ciudad ideal para la bici El proyecto coincide con un auge de la bicicleta en grandes ciudades brasileñas. Rio de Janeiro es líder nacional, con 240 km de ciclovías, aunque lejos de los 750 km de Berlín o los 400 km de Amsterdam, según la ONG Movilize.
Pero en las grandes urbes brasileñas como Rio, o especialmente Sao Paulo, donde 52 ciclistas murieron en accidentes en 2012, las bicicletas enfrentan grandes problemas en el infernal tránsito.
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“Brasilia tiene un potencial inmenso para las bicicletas, con grandes avenidas, mucho espacio para construir las ciclovías y una geografía poco abrupta “, explica a la AFP el presidente de Rodas da Paz, Jonas Dertucci, una ONG que promueve el uso de la bicicleta.
La cuestión es si esta ciudad donde es indispensable usar un coche conseguirá ser un día una ciudad de bicis.
“Ser ciclista en Brasilia hasta hace muy poco era una rareza. En cambio, muchos la utilizan en las ciudades que la rodean (con centros urbanos pujantes pero donde se concentra la pobreza), por falta de dinero para un coche o para ahorrar en el servicio público de transporte, que es malo”, explica Dertucci.
Un plan imperfecto Los ciclistas celebran el plan de ciclovías, pero también critican las pocas interconexiones y antiguos carriles para bicicletas que son peligrosos, ubicados al margen de rutas principales e interrumpidos por el paso de autobuses y coches.
Las nuevas ciclovías son exclusivas para las bicicletas, pero aún así, “su diseño parece más indicado para el paseo que para el transporte, tienen muchas curvas, desvíos, hay que subir y bajar calzadas y pocas interconexiones”, explica a la AFP Rodrigo Zanella, economista del Instituto de Investigación Ambiental de la Amazonía (Ipam), que va en bicicleta al trabajo.
Aún con las deficiencias, destaca, “entre las ciudades brasileñas que conozco, Brasilia es la que tiene mejor estructura para la bicicleta”, destaca Zanella, cuyo lugar de trabajo se adaptó hace años, incorporando duchas para los tropicales ciclistas y estacionamiento para las bicis.
A diferencia de la disciplina ciclística de Berlín o Amsterdam, donde ciclistas, peatones y conductores se han acostumbrado a ocupar cada uno su lugar, en Brasilia la convivencia se parece al caos.
Pero los brasileños no desisten. La ONG Ángeles de la Bicicleta ayuda a los nuevos ciclistas a encontrar rutas para llegar a su trabajo y los acompaña hasta que ganan confianza.
Pedal Noturno organiza todas las jornadas paseos en la noche para difundir la bicicleta y dar seguridad a los principiantes. Las salidas son en pelotón y nada de carreras: lo importante es que todos los ciclistas pasen un buen rato, explica a la AFP su representante, Katia Rodrigues.
El gobierno regional ha abierto ciclovías durante los fines de semana en grandes arterias, como la recién inaugurada los domingos en la Esplanada de los Ministerios, la gran avenida de los edificios del gobierno.
“Me parece muy importante esa cultura de la bicicleta”, dice Renata Mihara, usuaria del carril de bicicletas del fin de semana y que ahora entrena allí a su hijo Felipe, de cinco años.
La ciudad adoptará el sistema de alquiler de bicicletas por toda la ciudad, extendido en Europa y también en Rio de Janeiro.
También ha anunciado que donará 50.000 bicicletas a alumnos del final de la primaria en escuelas públicas de los alrededores, con la condición de que cursen al menos un año de secundaria. “Fomentamos un cambio de cultura (promoviendo) a la bicicleta y la continuidad escolar”, explica Passos.