La pena de muerte aumentó el año pasado, se reanudó en varios países, y se utilizó para delitos ‘más ligeros’, concluye el informe anual 2012 de Amnistía Internacional , publicado esta semana.
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El número total a nivel mundial es de 682 ejecuciones, dos más que en el 2011, aunque AI reconoció que la cifra real es muy superior. En un ‘revés preocupante’, Japón y la India realizaron sus primeras ejecuciones desde el 2010 y 2004, respectivamente.
En China se sabe de miles de casos, pero son un secreto de Estado. El mayor de los registros pertenece a Irán: 314, con una cifra real que bordea las 600. Las ejecuciones públicas y las confesiones televisadas aumentaron el 2012. El número de sentencias de muerte por homosexualidad y costumbres agnósticas también creció. ‘Irán tomó distancia de nosotros y eso es doloroso’, dice Drewery Dique, investigador de AI en Londres. Estados Unidos sigue entre los primeros cinco países en número de ejecuciones: 43 en el 2012, igual cifra que en el 2011.
En el lado positivo, el estado de Connecticut ha abolido esta práctica. En tanto, en Texas ‘la pena de muerte está cayendo a niveles históricamente bajos’, dicen los expertos.
AI también expresó su preocupación por el aumento de métodos crueles de ejecución. ‘En comunidades de Arabia Saudita se ha usado hasta la crucifixión y eso es muy preocupante, pese a que queremos evitar tildar de ‘mejor’ a algún método de ejecución’, dijo Audrey Gaughran, directora de Asuntos Mundiales de Amnistía Internacional.