“El divorcio es la nueva frontera para las parejas homosexuales”, dijo a la AFP la abogada Susan Sommer, de Lambda Legal, una asociación de asesoramiento jurídico para los homosexuales. “Tuvieron que luchar para estar juntos, y tienen que luchar para poder divorciarse”, agrega.
PUBLICIDAD
Porque el matrimonio, del mismo sexo o no, es de resorte estatal en Estados Unidos, un país federal, con todos sus corolarios: pensión alimenticia, autoridad parental o divorcio. Y el matrimonio gay sólo es legal hasta ahora en nueve de los 50 estados y Washington DC.
“Si una pareja se casa en Nueva York, donde el matrimonio gay es legal, se puede divorciar en Nueva York”, dijo Sommer.
Pero “la situación es complicada para las parejas que van a vivir en un estado en el que su matrimonio no está legalmente reconocido”, añadió Stuart Gaffney, director de comunicaciones de la organización pro-matrimonio gay, Marriage Equality USA.
Así, una pareja que vive en Utah (oeste), donde el matrimonio gay no está reconocido, puede casarse en Massachusetts (noreste), que sí lo autoriza. Estos matrimonios son más fáciles porque los novios no están obligados a residir en el estado donde se casaron.
Las cosas se complican cuando, tras regresar a Utah, la pareja quiere el divorcio. Los esposos deberán ir entonces a un estado que permite el matrimonio gay. Pero para divorciarse los estados exigen un período de residencia, que va de seis meses a dos años, según cada uno.
PUBLICIDAD
“Esto es un desastre” Hay particularidades aún más complejas. En Wyoming (centro norte), una pareja gay no puede casarse, pero sí divorciarse. Y en Maryland (este), los homosexuales se podían divorciar antes de que se legalizara el matrimonio de personas del mismo sexo.
“Esto es un desastre”, explicó Sommer.
“La situación se ha vuelto insostenible”, dijo una activista de Marriage Equality USA, quien al vivir en un estado donde el matrimonio gay no es legal, no podía divorciarse tras casarse en Canadá.
Esta estadounidense, que pidió permanecer en el anonimato, se pudo divorciar “después de varios años de incertidumbre”, tras mudarse a un estado que permite al matrimonio gay. “Tuve suerte, pero muchos estadounidenses viven en un verdadero limbo jurídico”, dijo, a riesgo, entre otros, de bigamia.
Según el Williams Institute, un instituto de investigación sobre la comunidad homosexual, el 1% de los matrimonios homosexuales 50.000 matrimonios en 2011 terminó en divorcio, frente al 2% de los matrimonios heterosexuales.
Pero las parejas homosexuales “felizmente” casadas ??que viven en un estado donde se reconoce el matrimonio gay, también deben “enfrentar complicaciones de pesadilla. El divorcio es la complicación final”, dijo Gaffney.
Porque el matrimonio gay no es reconocido por el gobierno federal, en tanto la ley de Defensa del Matrimonio (conocido como DOMA) establece que el matrimonio es “la unión de un hombre y una mujer”, con cientos de implicaciones para los seguros de salud, las pensiones, las jubilaciones, etc.
Los activistas del matrimonio gay esperan con impaciencia el pronunciamiento de la Corte Suprema sobre el tema, que examinará el próximo martes y miércoles.
“Todas las parejas deben tener la libertad para contraer matrimonio y para divorciarse, independientemente de donde vivan”, dijo Evan Wolfson, presidente de Freedom to Marry, que aboga por la igualdad matrimonial.
Por el momento, como en Estados Unidos todo termina en un bufete de abogados, el divorcio gay es una “mina de oro” para los juristas, asegura el blog especializado abovethelaw.