A las 20H30 locales, edificios y monumentos de más de 150 países serán apagados en lo que es la mayor manifestación ecologista del mundo.
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Quedarán a oscuras el puerto de Sídney, la puerta de Brandeburgo de Berlín, las cataratas del Niágara, la torre Burj Khalifa de Dubai, las murallas de Dubrovnik (Croacia), el estadio olímpico de Pekín, la antigua ciudadela de Erbil en Kurdistán, las plazas Al Jundi y Palestina de Gaza, la Sirenita de Copenhague, la alhambra de Granada y la Puerta de Alcalá de Madrid, entre muchos otros edificios emblemáticos.
La operación fue lanzada por la organización Fondo Mundial por la Naturaleza (WWF) en 2007 en Australia, con la consigna de adoptar las energías renovables. Por ello, la ópera de Sídney no estará apagada el sábado, sino sólo rodeada de un halo verde.
La campaña se amplió desde entonces, adquiriendo carácter mundial, y concierne ahora a “cientos de millones de personas”, según el cofundador y director de la operación, Andy Ridley.
“El año pasado participaron en ella 7.000 ciudades de 152 países del mundo”, agregó.
Cada año hay más participantes, pero también cada año se registra un nuevo récord de emisiones de gas de efecto invernadero en la atmósfera, con lo que el calentamiento climático podría embalarse.
Ridley constata con satisfacción la creciente participación en La Hora del Planeta, pero recalca que “se necesitaría mucho más para activar, como nosotros lo deseamos, los mandos políticos” sobre el cambio climático.
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No obstante, recalca que “aunque sólo sea una hora, es ya una hora”.
Jean Jouzel, experto francés miembro del Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático de la ONU (IPCC), afirma también que “conoce todos los límites” de esta operación, al igual que su “verdadero impacto” y el hecho de que permita “tener la conciencia tranquila” con poco costo.
“Pero, entre no hacer nada y hacer algo aunque no sea óptimo”, “creo que hay que hacer”, dijo.
En 2012, los organizadores de la manifestación quisieron sobrepasar el marco de la movilización sobre el clima y lanzaron una campaña complementaria, el mismo día, destinada a exhortar a los particulares, empresas y políticos a comprometerse con proyectos medioambientales de todo tipo.