Por Claudia Vásquez
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En el verano, el calor nos juega una mala pasada. Los cambios bruscos de temperatura hicieron que en esta temporada del año pasado se registraran cerca de 730 mil atenciones médicas a niños con infecciones respiratorias y casi 8 mil casos de neumonía infantil a nivel nacional. Y es que cuadros de faringitis, amigdalitis, bronquitis u otras infecciones suelen confundirse en verano con resfriados comunes.
Doris La Chira, neumóloga del Hospital de la Solidaridad, explica que un resfriado común suele durar hasta siete días y no requiere de antibióticos, pero sí de cuidados básicos y reposo para que el organismo recupere su capacidad inmunológica. En cambio, si el paciente presenta agitación, frecuencia cardiaca elevada o falta de aire, labios azulados o uñas moradas, fiebre y hasta vómitos, se trata de una infección respiratoria que merece inmediata atención médica.
‘En ningún caso la persona debe automedicarse, porque podría empeorar su salud’, enfatiza.
La Chira explica que las más afectadas son personas expuestas a cambios bruscos de temperatura, al consumo elevado de bebidas heladas y al uso excesivo de aire acondicionado. Agrega que la contaminación ambiental propicia que pacientes alérgicos o con una enfermedad crónica también presenten infecciones respiratorias.
