Cuando uno está enamorado, muchas veces no ve en su pareja graves defectos que son perfectamente identificables por el resto de personas.
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Esto es más común de lo que parece. Diferentes estudios sobre el funcionamiento del cerebro han revelado que las personas enamoradas pierden la capacidad de criticar a sus parejas, es decir, se vuelven incapaces de ver sus defectos, lo que viene a confirmar aquel popular refrán que asegura que ‘el amor es ciego’.
Al menos esto es lo que sucede en los casos de amor romántico o maternal, en los que se ha detectado que, ante determinados sentimientos, se activan las mismas regiones del cerebro, según explica la neurobióloga chilena Mara Dierssen.
Lo más curioso del caso, sin embargo, es que, paralelamente a esta estimulación que se produce en las mismas regiones cerebrales, en ambos tipos de amor se ‘desactiva’ la zona del cerebro encargada del juicio social y de la evaluación de las personas. Se suprime, por tanto, la capacidad de criticar a los seres queridos, una situación que se reproduce tanto en humanos como en animales.