Miran a la cámara, posando estoicamente con sus ornados disfraces de lentejuelas, volados y sombreritos pese al intenso calor: el carnaval de Rio es también para los perros, y cientos de ellos desfilaron el domingo por la playa de Copacabana en una comparsa que debió ser brevemente interrumpida debido a varios robos.
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El ‘Blocao’, carnaval callejero que reúne cada año a perros y sus dueños, se apoderó de la avenida costanera de Copacabana en un colorido recital de ladridos y samba, y una batalla no oficial por el mejor disfraz: un chihuaha disfrazado de pavo real, un salchicha de frankfurter, una caniche de Cenicienta, un shiatzu de angelito, un bulldog de policía del temible Batallón de Operaciones Especiales de Rio de Janeiro (BOPE), eran algunos.
La veterana Franzao, una poodle de 16 años, causó sensación con sus botines de cuero, sus largas rastas negras y un sombrerito con los colores jamaiquinos, en un homenaje al grupo musical Olodum, de Bahia (noreste).
“Este desfile es fantástico, es el momento en que nuestros perros se divierten con nosotros”, dijo su dueña, Heluska Barroso, de 32 años y habitante de la zona turística de Ipanema (sur), mientras sambaba frente al enorme camión decorado con un gigantesco perro inflable.
El vehículo avanzaba lentamente por la avenida mientras una orquesta entonaba desde su techo clásicos como “Cidade maravilhosa”, pero minutos después, surgió la confusión.
Al menos tres personas denunciaron robos a los gritos y corrían a los ladrones, entonces decenas de personas abandonaron el área apresuradamente, invadidos por el miedo, constató la AFP. El desfile fue interrumpido, y los organizadores reclamaron la actuación de la policía para “expulsar a los bandidos”.
“Nunca vi esto en los 11 años del ‘Blocao’. Había unas 20 personas que comenzaron a dar codazos, gente con mala intención; agarré a mi perro y lo protegí. La policía detuvo a algunos”, contó Barroso.
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El desfile se reinició, pero muchos ya se habían ido por el incidente y por la fuerte lluvia que se desató poco después.
Pero antes de partir, varios como la coqueta boxer Melissa, de uñas pintadas de rojo y disfrazada de mariquita, pudieron disfrutar de una cerveza sin alcohol y con gusto a carne, proporcionada por una empresa auspiciante del bloco.
“Todo el mundo tiene derecho a divertirse. El Carnaval también es para los perros”, estimó su dueño Vitor Aislan, un electricista de 24 años.
Casi 500 “blocos” (agrupaciones) tienen previsto desfilar antes y durante el carnaval que comienza oficialmente el jueves próximo en Rio de Janeiro.