El gobierno argentino debería relajar su política comercial durante 2013 en vista del incremento del superávit en la balanza de intercambio que arrojó en 2012 una suba del 26,46% respecto al año anterior, dijeron analistas a la AFP, al considerar negativo para la economía que persistan las restricciones a las importaciones.
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“Hubo una previsión de que iba a caer el superávit debido a la crisis internacional, a la sequía y a la caída de precios de los commodities (materias primas), pero fue un error de estimación” del gobierno, explicó Mauricio Claverí, coordinador de análisis de comercio exterior de la consultora Abeceb.
La presidenta Cristina Kirchner reveló la semana pasada que durante 2012 el país obtuvo un superávit comercial de 12.663 millones de dólares, frente a 10.013 millones de dólares de 2011, y precisó que en ese resultado “las exportaciones se redujeron un 5% y las importaciones cayeron un 8%”, sin dar mayores detalles sobre las estadísticas que se publicarán oficialmente el 23 de enero.
“En principio si se hubiera estimado con más precisión no hubiera sido tan estricta la política comercial, hubieran podido ser menos exigentes respecto a las importaciones, sobre todo de bienes de capital que tienen fuerte incidencia en el proceso productivo”, criticó Claverí.
Por ello estimó que las medidas se irán atenduando a lo largo del año aunque continuarán en los primeros meses para proteger el superávit comercial, vital como fuente de divisas desde que Argentina quedó marginada de los mercados financieros internacionales tras declarar en 2001 un default de su deuda por unos 100.000 millones de dólares.
Las trabas comerciales recibieron duras críticas de algunos países del Mercosur y de organismos internacionales, así como de Estados Unidos, Japón y la Unión Europea, mientras puertas adentro creció el descontento por los obstáculos a la compra de dólares, principal refugio de los argentinos como moneda de ahorro frente a la inflación que estimaciones privadas ubican en torno al 25% anual.
“Proyectamos que las medidas restrictivas van a seguir bastante intensamente durante el primer trimestre de manera de ir consolidando el superávit-2013, pero cuando empiecen a entrar los dólares del agro, desde abril, van a crecer las exportaciones y se flexibilizarán las importaciones”, vaticinó el experto de Abeceb.
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En este escenario “el país más beneficiado será Brasil puesto que fue el más castigado por la reducción de compras al exterior”, sostuvo.
Argentina redujo el déficit bilateral con Brasil de 5.802 millones de dólares en 2011, a 1.554 millones de dólares en 2012, con una merma del 20,7% de las compras a su mayor socio en el Mercosur.
“El principal cuestionamiento que se le hace al gobierno argentino es que si quiere tener superávit comercial, por qué no trata de aumentar las exportaciones en vez de frenar importaciones. Al contrario de lo que se creía las exportaciones cayeron más por características internas que por demanda internacional”, dijo Claverí.
Ramiro Castiñeira, analista económico de la consultora Econométrica, remarcó que “Argentina necesita del superávit comercial porque es su única fuente de dólares para pagar la deuda y para que funcione la macroeconomía”.
El economista consideró que el crecimiento del superávit se debió en gran medida a que Argentina desaceleró su ritmo de crecimiento.
“El aumento del superávit comercial tiene más que ver con el freno a la economía. Las medidas restrictivas a las importaciones jugaron un rol secundario, nadie va a importar cuando la economía se frena”, dijo.
La economía argentina pasó de crecer en 2011 8,9%, a 2,2% el año pasado, según el último informe de la Comisión Económica para América Latina (CEPAL).
Andrés Bonifacio, gerente de Economía y Finanzas de la consultora Ecolatina, sostuvo que “gracias a los efectos de las trabas y los elevados precios internacionales, las mejoras en los saldos de productos primarios y la industria permitieron no sólo compensar el mayor rojo energético (importaciones de hidrocarburos principalmente) sino también abultar el saldo comercial”.
“Aunque se haya reducido a costa de trabas y menor actividad económica, se mantiene el esquema en el cual el estructural déficit comercial en la industria se compensa con el superávit del campo y la agroindustria”, explicó.
De todos modos advirtió que “en adelante, para crecer, se necesitarán no sólo más dólares para la industria sino también para adquirir energía. De manera que si no fuera por los excelentes precios internacionales (de las materias primas), las presiones sobre el mercado cambiario serían mucho mayores”.