Está en sus lápices de labios, el jardín del frente y hasta el lápiz con el que sus hijos dibujan. Los científicos han señalado y demostrado que el plomo es una causa de delitos violentos. Una amplia investigación sobre una “catástrofe de salud pública” demostró que las personas expuestas al plomo, como los niños, son más propensos a ofender como lo hacen los adultos.
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Utilizando datos de 90 ciudades de Estados Unidos desde la década de 1950, los investigadores de la Universidad de Tulhane encontraron que en las tasas de delitos violentos reflejaban las emisiones de plomo. Estas aumentaron bruscamente aproximadamente veinte años luego de la introducción de gasolina sin plomo y empezaron a caer en el mismo intervalo después de que esta fuese eliminada en la década de 1970.
Las tasas de delincuencia se mantuvieron altas solo en las ciudades donde las emisiones siguieron siendo altas. La correlación se aplica también a nivel de barrio y los datos incluso están siendo utilizados por las fuerzas de Policía locales.
Los investigadores habían comparado los resultados frente a las condiciones sociales como los ingresos, la educación y la carrera, pero las deducciones se mantuvieron constantes. La investigación fue “cuidadosamente controlada”, dijo el toxicólogo independiente y profesor Alastair Hay de la Universidad de Leeds, quien está “convencido” de la conclusión.
La investigación es apoyada por un estudio académico de 2007, que señala los estrechos vínculos entre los niveles de plomo y delincuencia en 14 países de todo el mundo. El estudio de comportamiento de 2007, también encontró que los niños que estaban expuestos al plomo con más frecuencia fueron arrestados por crímenes violentos y se “demostró una asociación entre la exposición desarrollada del plomo y el comportamiento criminal en un adulto”.
La Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos informó que el contacto con el elemento tóxico es peligroso. La exposición ataca las conexiones neuronales del cerebro, causando un menor coeficiente intelectual, un déficit de atención y agresión.
Muchas ciudades aún sufren con el suelo contaminado con plomo. “En Nueva Orleans, las áreas de juego para los niños son el sitio perfecto para los desechos peligrosos”, comentó a METRO el autor del estudio de Tulhane y toxicólogo, el doctor Howard Mielke. Mielke apoya una campaña nacional de ‘limpieza del suelo’, que cuesta miles de millones de dólares, pero compensa el “costo para la sociedad de intoxicarse con plomo. El aprendizaje, los problemas de conducta, de violencia y de encarcelamiento”.
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Nuevos grupos de la sociedad civil como Lead Safe America (América Segura sin Plomo) están llevando a cabo una campaña de reparación, con el apoyo de las víctimas de envenenamiento por plomo. Mielke señaló que las compañías petroleras deberían financiar esto en un principio, pues “quien contamina paga” y las acusa de “encubrir” los efectos peligrosos del plomo.
