Tu novio abre su Facebook y mira la canción que colgaste en tu muro, mira el like que le diste a esa página de modas, mira que tu exnovio ha comentado una foto tuya, mira que le has dado like a una foto de tu exnovio, mira que asistirás a la fiesta de tu mejor amiga, mira que estás participando en un concurso de cosméticos… En el Facebook está impresa tu vida, bastan unos cuántos clic para saber todo, absolutamente todo.
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La popular red social creada en 2004 por el estadounidense Mark Zuckerberg es el lugar donde actualmente se alberga una gran cantidad de información sobre las personas: qué libros nos gustan leer, cuáles son nuestras películas favoritas, a qué fiesta vamos a ir el próximo fin de semana, cuántas cervezas nos tomamos anoche y hasta dónde dormimos y con quién. En Facebook, si tú lo permites, los secretos dejarán de ser secretos. El clóset no existe. La puerta está abierta cuando la abres tú.
El experto en tecnologías de la información y bloguero Roberto Bustamante piensa que contamos nuestra vida en Facebook porque tenemos la necesidad de ser el centro de atención en todo momento: ‘Decimos lo que queremos para que alguien pueda seguir preguntándonos sobre aquello que consideramos absurdo, bello o simplemente fastidioso.’
Para el psicólogo Diego Llontop, publicar nuestra vida en Facebook y salir del anonimato es el camino más rápido para alcanzar la popularidad y la fama. Ya no es necesario aparecer en la televisión para tener un poco de reconocimiento, ahora el internet te lo da: ‘Mi idea es que el Facebook ha democratizado, popularizado y propagado una suerte de homenaje permanente a la irrelevancia.’
Facebook nació como una red social pensada para universitarios (originalmente era exclusivamente para los que pertenecían a la Universidad de Harvard, pero conforme se popularizó, una masa diversa llegó y lotizó espacios). Así, ganaron lugar las relaciones de pareja, las fiestas a las que uno va, las fogatas en la playa, las noches de insomnio y los intereses en general, desde el amor desmedido a los gatos hasta los cuernos más cuernos.
Ahora, cuando conoces a una persona no tienes que pedirle una cita para tomar un café y preguntarle qué le gusta, dónde nació, cuál es su película favorita. Solo debes (mirar o espiar) su cuenta de Facebook, buscar algunos amigos en común, sacar conclusiones, analizar sus likes, sus comentarios… y obviamente fijarte en su estado civil: divorciado /separado / viudo / en una relación abierta / es complicado / casado / prometido/ tiene un relación/ soltero.
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HOLA, SOMOS ‘AMIGOS’
El amor en los tiempos de Facebook es completamente distinto a lo que ya sabíamos (a lo que ya habíamos vivido). Conoces a alguien en una fiesta o en algún sitio por internet, se llevan bien, conversan un rato y luego se agregan a Facebook. Son automáticamente ‘amigos’. El siguiente paso es ‘stalkear’ a la persona (este verbo viene del inglés stalking que se refiere a un perdedor que sigue a alguien para obtener algún tipo de información sobre otra persona): ver sus fotos, sus pasatiempos, sus manías… Diez años atrás estos pasos podían tomar meses, varias citas, salidas al cine, invitaciones al teatro, etcétera. Hoy, en menos de una semana (a veces horas de no dormir) podemos saber si él o ella es medianamente compatible contigo. Incluso, algunos dicen que se enamoraron de solo contemplar la foto de portada de Facebook y recibir una sobrecarga de likes.
Antes, quienes apostaban por conocer gente a través del internet ingresaban a foros o chats y conversaban con miles a la vez. De pronto te ‘enganchabas’ con alguien y podías pasar a una sesión de chat privado. Se presentaban, se reían, intercambiaban algunos datos básicos como edad, apariencia física, gustos… Luego, intercambiaban correos y se agregaban al hoy moribundo Messenger.
En el famoso ‘tucutín’ del Messenger solo podías ver una foto de tu ‘amigo’. Si bien ya estabas un paso más cerca tenías acceso restringido a alguna información, como qué estaba pensando en ese momento (salvo que lo hubiera puesto en su estado) y qué música escuchaba. Luego podías pasar a las videollamadas, donde ya le vías la cara y le escuchabas la voz a tu compañero (a), pero no había un pasado de dónde sacar información. No había historia.
Es con el Hi5, Myspace o con Fotolog, donde ya hay un registro de vida. Las fotos que uno tomaba las podía archivar en álbumes, podía etiquetar personas y los amigos te dejaban testimonios. Facebook se encargó de perfeccionar todo, de crear un registro de vida, una verdadera biografía en la que puedes señalar si estás en una relación sentimental, precisar tu lugar de trabajo e hitos importantes de tu vida (dejar de fumar, dejar de beber, viajar a Europa, adoptar un perro, etcétera) y sobre todo expresarte cómo te sientes cada día (a veces cada media hora) a través de fotos, videos y frases. Facebook no descuidó nada y hasta pensó en el amor, un amor virtual que en miles de miles de casos se hizo realidad, algunos con buena fortuna y otros no tanto.
UNA RELACIÓN COMPLICADA
Facebook no solo ha cambiado el proceso de acercamiento de la gente, la amistad (vale el término, a veces). La popular red social también ha irrumpido en la vida de parejas ya establecidas, ha abierto una gran ventana con información pasada que puede ser hiriente.
Lo privado ya no es privado, ahora exponemos sin ningún reparo aspectos de nuestra vida que antes los reservábamos para unos pocos amigos. Ahora no son tus mejores amigos los primeros en enterarse de que empezaste una relación sentimental, lo pones en Facebook y todos tus amigos y todos los amigos de tu pareja lo sabrán en pocos segundos. Suma a tus ex, a las parejas de tus ex, a los amigos de tus ex, a tus padres, a tus exsuegros. El amor es más complicado con Facebook, digan lo que digan.
Roberto Bustamante dice que la gente da especial importancia a las cosas privadas que antes consideraba irrelevantes, quizá porque hoy son parte del ‘mercado’ de las conversaciones digitales. Pero en el amor, el tema es mucho más complejo.
Cuando tienes a tu novia ° como tu amiga ° tienes que lidiar con otros problemas como ver las actividades a las que está asistiendo, ver si habla con su ex, si le da like a las cosas de ese alguien que supuestamente pertenece al pasado. O hasta enterarte de que tu pareja te engaña como el caso de Lyn France, quien descubrió a través de Facebook que su marido no solo le ponía cuernos sino que se había casado con otra mujer. Facebook no es para celosos, está claro. Y Facebook es solo para buenos infieles. Los infieles bobos están perdidos, pues saldrán al descubierto al ser etiquetados o al registrarse en una zona geográfica distinta a la que dijeron a sus amores.
Los códigos que se utilizan en Facebook pueden pasar desapercibidos: muros vemos pero inbox no sabemos, más aún en un mundo rodeado de tu pasado, presente y futuro: tus ex novios, tu novio y tus futuros novios. Una canción puede ser una indirecta para otra persona, el like a una foto puede significar que estás interesado en volver a establecer contacto con un amigo del pasado, códigos que en el mundo real no significarían nada pero que en Facebook sí. ¿Y los toques? Los toques en Facebook pueden ser declaraciones de amor, de me gustas, de quiero volver, de perdóname. Y hasta de acoso, cuando no cesan.
Pese a toda la interacción que se pueda tener en el Facebook, como señala Llontop, la primera red social en la que vivimos es la vida real. No por tener alguna red social debemos de vivir sometidos a ellas. Uno decide qué publicar en Facebook, qué fotografías poner, si vas a permitir ser etiquetado en fotografías, a qué amigos agregar, qué noticias ver, nada nos obliga a estar pendientes de lo que pasa en nuestros círculos sociales virtuales. Cada uno decide la configuración de la privacidad en su cuenta. Facebook no es ni bueno ni malo para las relaciones de pareja, depende del uso de cada uno. Facebook no puede desbaratar un amor sólido. Son otros factores los que matan un amor. No culpen a Facebook, por favor.