27 de julio. En Lower Lea Valley, el Estadio Olímpico de Londres, solo una persona luce menos entusiasta que la reina Isabel II contemplando su manicure y es nuestra abanderada maratonista Gladys Tejeda. Tal es el tedio que demuestra que el director de cámaras vuelve a los atletas paraguayos para luego ponchar al equipo filipino. Alguien postea en Facebook el tiempo en que nuestra delegación se robó las miradas de mil millones de personas en todo el mundo: 0,67 segundos. Miente. En realidad, tuvimos alrededor de 3 segundos.
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28 de julio. En la Misa y Te Deum, Juan Luis Cipriani, quien llamara una ‘cojudez’ a la Coordinadora de los DD.HH. y fuera defensor intransigente del dictador Fujimori, opina que la educación no puede estar en manos de intolerantes. Horas más tarde, Humala pone las cosas en su sitio y durante su discurso presidencial en la sesión solemne del Congreso asegura que todo va más o menos bien y que este primer año se sentaron por fin las bases de la gran transformación del Perú. Promete finalmente la reducción de la pobreza en un porcentaje que no recuerdo porque no consigo dibujarlo mentalmente. Un ángel duerme y es fotografiado por la prensa local.
29 de julio. Desde 1938, la Gran Parada Militar del Perú es el evento más esperado en las Fiestas Patrias. Recuerdo haberlo visto de niña y sorprenderme con el tamaño del excremento de un caballo. Hoy sigo la Parada a través del minuto a minuto gratuito que brindan los amigos de Twitter. Informan de un perro con camuflaje natural que se roba las miradas, y sobre la detención de un Guasón peruano que llevaba un martillo, por lo que también podría ser Thor. Minutos más tarde llega la ampliación noticiosa: El Guasón peruano también fue Justin Bieber en Yo Soy. En otras noticias, el general Donayre culpa a la mujer del acoso sexual en señal abierta e intenta explicar su punto valiéndose de un ininteligible relato protagonizado por una espada y una vaina. Un amigo hace públicas sus ganas de ver la Sentada Militar. Temblor.