A limentarse de forma saludable contribuye a mantener una buena calidad de vida, considerándose un elemento esencial en la prevención de enfermedades cardiacas, obesidad, asma, diabetes, caries, anemia, entre otras enfermedades.
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Para lograr la adopción de una alimentación saludable, es imprescindible reconocer que los hábitos alimenticios se forman en el hogar, estableciéndose en este escenario las preferencias y gustos en los niños. Por ello, los padres deben inculcar una alimentación saludable para transferir estas preferencias a los hijos.
Enseñar a los niños a cocinar cosas sencillas acordes con sus edades es una experiencia de gran significado en su alimentación, ya que a través de estas acciones se ha visto que mejoran sustancialmente su calidad nutricional y acceden a probar nuevos alimentos con más facilidad, dejando de lado la ‘neo fobia’ caracterizada por la aversión a probar nuevos alimentos, sobre todo en los más pequeños.
Hay que tener en consideración algunos aspectos particulares, relacionados a la salud, de cada miembro de la familia. Por ejemplo, si alguien en casa padece de intolerancia a la lactosa o tiene alguna alergia a algún alimento en particular, se debe reemplazar ese producto por otro.
La alimentación saludable consiste en consumir una buena calidad de aceites como los de sacha inchi y oliva en pequeñas cantidades, en cuanto a los cereales, mientras más integrales, mejor. Es recomendable preferir arroz integral al blanco, utilizar quinua graneada como arroz o consumir las papas con cáscara, con lo cual se incrementará sustancialmente el consumo de vitaminas y antioxidantes en la dieta.
Es importante también incluir el consumo de productos marinos por lo menos 3 veces a la semana, es decir, incluyendo a los mariscos como la pota y el consumo de 5 raciones de consumo de frutas y vegetales.
Asimismo, animarse a consumir sangrecita preparada de diversas formas es un arma implacable contra la anemia, además de muy agradable en sus distintas preparaciones.
Otras excelentes alternativas son procurar endulzar los refrescos con mínima cantidad de azúcar e intentar acostumbrar el paladar de los niños a niveles bajos de azúcar y de sal, acciones sencillas y económicas, pero de gran impacto, pues representan una gran inversión para su salud y la de su familia.