Por Lorena Chauca
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‘Que no tenga muñecas porque se va a volver maricón’. Con esta frase, que más de una mamá ha escuchado, empieza el post de Ximena Sierralta, bloguera de mamacitas.lamula.pe.
El post fue uno de los temas más comentados ayer por los tuiteros locales.
¿La razón? La dura crítica que hizo Ximena, quien también es mamá, a una circular distribuida a los padres de familia por un nido de Iquitos.
‘Querida mamita, esta semana trataremos el tema de la identificación sexual, por lo que se solicita que las niñas vengan con vestido y accesorios de niña, y los niños con pantalón y polo de algún personaje masculino, como Ben 10 o Spiderman’, decía el comunicado.
¿Acaso tiene algo de malo que una niña use un polo de Ben 10 o un niño juegue con muñecas?
La socióloga Liuba Kogan, especialista en temas de identidad sexual y género de la Universidad del Pacífico, indica que el error de la maestra fue construir identidades tan rígidas.
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‘El juego hace que el niño experimente diferentes roles y eso es positivo. Una mujer puede explorar lo rudo, lo fuerte y lo suave, y lo mismo debería pasar con los hombres, deben explorar ambas cosas’, explicó a Publimetro.
Al parecer, estos estereotipos de lo femenino y lo masculino que muchos padres intentan resaltar parten de un temor a que el menor ‘se convierta’ en homosexual.
‘Muchos padres todavía siguen pensando que un hijo homosexual o bisexual es una tragedia o una enfermedad’, opina Kogan, ‘pero está comprobado que no hay ninguna relación entre el hecho de que una niña juegue fútbol y que sea lesbiana’.
Lo mismo ocurre en el caso de los hombres. ‘Se suele llamar ‘afeminado’ al hombre que no es fuerte ni rudo, pero en realidad la homosexualidad de un hombre no tiene por qué demostrarse de manera ‘afeminada», explica.
Para la bloguera Ximena Sierralta, la solución a estos dilemas está en no angustiarse: ‘Lo único que tienes que darle a un hijo es amor, y si tienes dudas, hay que responderlas con naturalidad’.
Ella explica que si bien hay padres que han sido criados bajo estándares cerrados, ‘debemos darle cariño y comprensión a nuestros hijos, independientemente del bagaje de tolerancia que uno tenga’, finaliza.