Vestida de rosa pálido, la duquesa de Alba, de 85 años, rica y excéntrica aristócrata española, se casó hoy en la intimidad de un palacio sevillano con un apuesto funcionario español 25 años más joven, en una boda con sabor a escándalo familiar y romance mediático.
PUBLICIDAD
Una multitud de admiradores y periodistas de todo el mundo que desde la mañana esperaba a las puertas del Palacio de las Dueñas bajo un sol abrasador aclamó a María del Rosario Cayetana Fitz-James Stuart cuando, llevando un ramo de rosas, salió del brazo de su nuevo esposo, Alfonso Díez, de 60 años, vestido con un elegante frac gris oscuro.
Con su habitual espontaneidad, la duquesa se quitó los zapatos y ante sus admiradores bailó una rumba al son de guitarras y panderetas, descalza sobre la alfombra roja desplegada para la ocasión a la entrada de su lujoso cortijo.
Sólo los familiares de los novios y un puñado de amigos asistieron a la ceremonia.
Tras tres años de luchas familiares, la duquesa, conocida por su característico pelo rizado y su desparpajo con la prensa, logró su deseo de unirse con Díez, hasta ahora funcionario del ministerio de Trabajo, cuyos orígenes humildes no tienen nada en común con la dinastía de la Casa de Alba, que remonta al siglo XIV.
Sin embargo, la ausencia de dos de los hijos de la duquesa entristeció la fiesta. Su hija Eugenia tuvo que ser hospitalizada la víspera debido a una infección de varicela y su hijo Jacobo, en malas relaciones con la duquesa, partió oportunamente de viaje.